SII: corrupción pasiva o cómplice pasivo – Juan Montenegro, FETRAPES – Opinión
Por Juan Montenegro, presidente Federación de Trabajadores Pesqueros (Fetrapes).
En enero de este año, transparencia internacional situó a Chile como el segundo país menos corrupto de Latinoamérica. Un gran logro, pero que no se condice con la sensación que existe en la ciudadanía y que habla de impunidad de los poderosos.
Entonces nos preguntamos ¿por qué en el ámbito internacional Chile tiene esta ubicación en cuanto a percepción de la corrupción?, lamentable no hay mucho margen y la única explicación más coherente es que la corrupción en Chile es parte de nuestro ADN, es estructural y, por tanto, está en el que hacer de los chilenos. La corrupción está ante nuestros ojos y no nos damos cuenta, para muchos el sistema opera así y no hay otra forma de funcionamiento. Para otros es normal y necesario, pero esto es lo que sentimos los chilenos, cuando diariamente nos enteramos como unos pocos se llevan el país para la casa.
Entonces dónde podríamos situar al SII “EN SU ACTUAR DE DEJAR SER”, cuando se niega a llevar a tribunales presuntos culpables de corrupción, dando un portazo a la investigación y dejando un manto de dudas.
Más aún con el silencio cómplice de parte de todos los partidos políticos, la pregunta es ¿un cómplice pasivo que sabe y calla o un corrupto pasivo que deja ser?
Lamentablemente no se ve ninguna luz de esperanza que nos permita pensar que esto se acabará, en especial cuando se acude a las autoridades y parlamentarios y estos en privado contestan que el problema es que la gente está más sensible, o son inducidas por las redes sociales. Por último no falta el que aduce que es un tema de moda que ya pasará, pero ninguno asume sus faltas.
En la llamada Ley Longueira. El SII también tenía mucho que decir. Un norma judicializada, con pagos a políticos no fueron suficientes para que el Estado (en el amplio espectro), frente a la duda, persiguiera a los culpables. No solo se trataba de dinero y de rectificaciones, sino de salvaguardar la credibilidad de las instituciones y de una nación.
El 19 de julio del año 2016, el fiscal Emiliano Arias (a la fecha quien llevaba la causa) solicitó al SII el detalle e historial de las rectificaciones (y o correcciones) a las declaraciones de impuesto a la renta a una docena de empresas pesqueras ¿La razón? A lo menos irregularidades en algunos casos y en otros, aparecer permanentemente ligadas a mails o denuncias de pago a políticos durante la tramitación de la ley de Pesca.
Lamentablemente, estas rectificaciones Pesqueras, permitieron cubrir con un manto de impunidad todo vestigio de irregularidades. No hubo denuncia alguna por parte del SII, por lo tanto Tribunales no pudo ampliar su ámbito de investigación. Borrón y cuenta desde cero, así no se pudo transparentar nada y los posibles infractores se libraron de toda pena tanto por corrupción pasiva como cómplice pasivo.
El SII ha actuado con omisión sospechosa. Por qué no se ha medido con la misma vara a moros y cristianos. El criterio es tratar que todos paguen, pero TODOS, y no algunos involucrados en errores de la forma.
En el año 2015 la prestigiosa revista de investigación CIPER publicó un trabajo del periodista Daniel Matamala donde se transparentaron las 1.123 empresas que había solicitado beneficios tributarios al SII por concepto de donaciones a campañas políticas. En ese listado había varias del rubro pesquero. Algo ya olía mal. No podía ser tan evidente la coincidencia. Empresas del área donando a legisladores del mismo sector, sospechosa la acción.
No se trata de ser analista experto, pero por probidad, es necesario que de ahora en adelante nunca más se acepte la idea que las donaciones vayan en dirección de quienes serás los mismos legisladores de mis intereses. La mujer del Cesar no solo debe serlo, sino parecerlo, y el SII a lo menos será juzgado por la historia.