contadores web

Elecciones en Aysén y Magallanes: vencieron y convencieron

Elecciones en Aysén y Magallanes: vencieron y convencieron

Entiendo a los jóvenes, cuando después de un acto eleccionario, reaccionan con rabia contenida ante el ganador; incluso lo traumático de la cuestión se da con conductas del tipo reactiva, abandonando algunos definitivamente su participación en política. Como las juventudes de los partidos ya no existen no tienen abrazos solidarios de compañeros de rutas. Se sienten solos y desertan. Si la vida es bella, para que sacrificarla por ideales y quimeras comprensibles sólo por los más viejos.

Me tocó vivir esa relación juvenil y traumática con la política con motivo de la elección presidencial del año 1964; nosotros los del FRAP, pensábamos que para Salvador Allende, la tercera era la definitiva. Ya había sido candidato de la izquierda los años 1952 y 1958. La derrota de nuestra apuesta presidencial fue apabullante, fue superada por el D.C Eduardo Frei por una diferencia abismante, cerca de 500 mil votos. Mi comportamiento inmaduro, me decía que no era aceptable la realidad de los resultados, una rebeldía sin razones. Los otros de mi edad se quebraban en sentidos lagrimones de niños. A la distancia, al fondo de la sala, en esa noche trágica, un viejo militante con una tranquilidad que abismaba ordenaba las sillas, exteriorizando un estado de ánimo, más preocupante que mi pena.

Claro, él era de los tiempos en que perder una elección para un luchador social, no era sólo sentir la instancia frustrante del siempre perdedor, sino además partir relegado o sufrir el ostracismo social. En tiempos en que la Derecha golpeaba dos veces. Ganaba elecciones viciadas y después marginaba socialmente a los oponentes. Los Ibañez, los Alessandris, los Gonzalez Videla, no tenían en su repertorio la vergüenza de aplastar todo aquello que oliera a redención de los de abajo.

Como cientista social me niego a aceptar a aquellos que vendiendo ilusiones, sacan de un sombrero patrio, propósitos tan ilusorios, como la unidad del pueblo chileno. Interminables lecturas sobre la historia patria, denotan el cansancio de mis ojos, seguro voy directo a un astigmatismo severo, sin haber registrado un período de nuestra historia, desprovisto de las mezquindades del uso y abuso de quienes ostentan el poder.

En mi pronóstico de antes de la segunda ronda electoral, reconozco haber tenido un error de constatación del comportamiento colectivo, lamento me haya llevado a afirmar, que la sociedad chilena ya no tiene espacios para los voceros del Apocalipsis. Aunque hoy lo nieguen, los propagandistas del vencedor, manejaron a la perfección el caudal de información en el subconsciente colectivo sobre la situación venezolana.

Es repulsivo para cualquier ciudadano libre de prejuicios y estereotipos, aceptar como ejemplo las bajezas de un pueblo amigo, víctima de un quiebre social. No se puede ser irreflexivo ver como en Argentina los jubilados han debido salir en manifestaciones multitudinarias para impedir que la administración “macrista” lleve a los viejos de ese país a la miseria franciscana de los nuestros en Chile. Los noticieros nutren al ciudadano común de escenas conmovedoras de ancianos golpeados y atropellados por la policía.

Estoy orgulloso del comportamiento de los votantes de Aisén y Magallanes cuyos votos fueron abundantes para Guillier. Ello, porque usted podrá haber constatado en estas columnas, mis llamados a ser agradecidos con la administración Bachelet por habernos hecho partícipes del Plan Especial de Zonas Extremas. Por muchos años, siendo dirigente gremial, jamás un gobierno fue tan generoso con magallánicos y aiseninos.

Además el candidato de la continuidad de Bachelet, ganó por un amplio margen en Ultima Esperanza, señal evidente que nuestros votantes fueron a las urnas informados sobre los beneficios del gobierno saliente hacia nosotros. Esta vez no se dejó convencer por engatusadores empeñados a hacer suyos méritos ajenos.