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Los mejores al poder – Ramón Arriagada

Los mejores al poder – Ramón Arriagada

Me llamó la atención en mi rápido paseo antes del twiteo, como Andrónico Lucksic manifestaba su alegría porque Chile, por segunda vez consecutiva obtenía el premio mundial al Mejor Destino de Turismo Aventura. Dicho galardón es otorgado por la World Travel Awards, organización respetable y confiable, a juicio de los conocedores en materia de cuestiones turísticas. Lucksic, entusiasmado escribía, “Orgullo para todos . Qué grande y lindo país tenemos”.

Alabo el sentir positivo del banquero Lucksic, disonante en estos días, previos a la elección presidencial, cuando algunos de sus colegas ubicados en la élite del poder económico en el país, son gestores de una campaña de terror dirigida a lo que supuestamente sucedería si el candidato Guillier asumiera la primera magistratura del país. Es posible, que la templanza de Lucksic, para celebrar aquello de los mejores en destinos turísticos, demostrando parsimonia, se deba a que a diferencia de otros personeros ligados al mundo del capital y los negocios. Lucksic tiene conciencia que en Chile los políticos no pueden pretender cabalgar en un caballo que no les pertenece ni pueden llevar las riendas.

Mala estrategia la de copiar fórmulas ya gastadas en materia de terrorismo comunicacional en política. Como si los votantes del candidato al cual se quiere desprestigiar no vivieran el día a día de lo que sucede en el país. Ya no son los tiempos del terror propagandístico bananero al estilo Juanita Castro. Elecciones de 1964, triunfo de Eduardo Frei con el apoyo de una derecha atomizada, entrevista por cadena nacional de radio a la hermana de Fidel Castro, abanderada del anticomunismo desde Miami, para desestabilizar los sentimientos primitivos de los votantes chilenos, respecto de Salvador Allende. El país se inundó de miedo hacia el “dictador comunista” que vendría, no obstante a la consecuencia como demócrata de Allende. Ganó el miedo.

La sociedad chilena ya no tiene espacios para los propagandistas del Apocalipsis. El creer ingenuamente, le significó la pérdida de la Democracia y las lecciones de la intolerancia. De vuelta a la institucionalidad democrática, un candidato socialista, Ricardo Lagos; y el deseo del sector más recalcitrante de la Derecha de envolver a la masa votante nuevamente en los temores. Terminado el mandato el socialista modernizado, desata la euforia de los defensores del modelo neoliberal, en la despedida del período; alabanzas, apologías y loas por el gobernante, la esperanza de una repetición en el mando.

La extrema confianza en las encuestas de sus centros de estudios, no le permitió al candidato Piñera y sus adláteres, identificar el “ethos”, es decir, los rasgos y modos identificatorios de los votantes del Chile de hoy. Un Chile con ciudadanos que sienten la democracia, por la sensación que le dan los accesos a formas más igualitarias de vida; el acceso a bienes de consumo, a un automóvil, a viajar en avión, a los grandes supermercados, a la propiedad. Ciudadanos que quieren seguir rompiendo candados para incorporarse en pleno a una buena educación y salud. Redirigir la artillería parece ya ser demasiado tarde para el bando piñerista.

No creo en aquello que después de esta elección el país terminará en dos bloques irreconciliables. Apuesto, este domingo, por el triunfo de Alejando Guiller. Todos los que deberían haber sumado votos a su candidatura están presentes. No habría porque no creer en un triunfo del candidato que ha demostrado, en la agonística final de la campaña, mejor capacidad de convocatoria.

Eso sí, a partir del lunes, veremos lo difícil que será para las actuales autoridades, legitimar y explicar el triunfo como propio. Porque en política los votos deberían pesarse y no contarse.