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A 30 años, ¿qué pasó con la alegría? – Javier Muñoz – Opinión

A 30 años, ¿qué pasó con la alegría? – Javier Muñoz – Opinión

Soy fanático de Les Luthiers -grupo de música y humor argentino- y en una de sus obras, “La Comisión”, donde se hace una parodia de un grupo de políticos que han llegado al poder y que buscan hacer “himnovaciones” a la canción Patria de un país de fantasía, el presidente en el acto de apertura hace referencia al “futuro que les negamos, perdón que les legamos”.

Esa frase se me viene a la cabeza luego de escuchar la constante crítica al eslogan del Plebiscito del 5 de octubre de 1988, donde se enfrentaba el continuar con la Dictadura de Pinochet o entrar en un proceso de democracia pactada y tutelada, que hemos conocido como transición. “Chile la Alegría ya viene”.

Según los testimonios gráficos en la mayoría de los chilenos y chilenas, luego de los tardíos cómputos oficiales, se manifestó una pública y genuina expresión de alegría, se daba paso al fin de, en ese momento, 16 años de sangrienta dictadura cívico militar.

Luego de ese día la historia es conocida. Adecuaciones a la constitución del 80, Ley de Amnistía y llegada a la Presidencia de Patricio Aylwin Azócar. Aquí me quiero detener, porque si se le sindica a alguien la responsabilidad en el freno al proceso de “alegría prometida”, es claramente al primer presidente democrático de este proceso de transición, porque se nos queda grabado el “en la medida de lo posible”, que sin duda a las generaciones postergadas, a las que nacimos en los últimos años de la dictadura, y más aún a los jóvenes de hoy, la gradualidad no es un valor, ni menos un atributo positivo.

Pero, ¿la alegría llegó?, ¿está atrasada?, ¿esa era la alegría prometida en la campaña?

Para decepción de algunos y algunas de ustedes, en esta ocasión no responderé la pregunta con claridad, diré, que yo, que he cumplido la misma edad que la gesta del 5 de octubre, soy un hombre feliz y agradecido de lo que hicieron, de que hayan vencido al miedo, y que de forma pacífica lograran el objetivo propuesto, hacer mejor a Chile, en libertad y democracia.

Pero la alegría debemos seguir construyéndola. La democracia no ha sido perfecta, mas la mística de unidad que nos ha legado el triunfo del No, es necesario revivirla, o en caso contrario, de verdad, estaremos negando un mejor país a las generaciones venideras.

Javier Muñoz Vidal