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Niños y jóvenes experimentan para conocer los misterios que revela la Antártica

Niños y jóvenes experimentan para conocer los misterios que revela la Antártica

 

“Adaptación de los animales al frío ¿Cómo resisten las temperaturas bajo cero de la Antártica?”, fue la temática a abordar durante la tercera sesión del taller “Antártica, Continente Sorprendente”, que se lleva a cabo todos los días viernes del mes de mayo en el Laboratorio de Producción Vegetal del Departamento de Ciencias Agropecuarias y Acuícolas de la Universidad de Magallanes.

Actividad que es impulsada por el PAR Explora de CONICYT Magallanes y Antártica Chilena e impartida por la profesional de la Dirección de Programas Antárticos de la UMAG, Magaly Vera Palacios, y que se centra en la importancia de reconocer a la Antártica y al Océano Austral como agentes claves en el clima global. Conocimientos que son relativamente nuevos y que han aumentado la curiosidad de este grupo de futuros investigadores antárticos.

“Les ha gustado bastante sobre todo porque existe experimentación y de tras de todo lo que hacemos hay un concepto científico, por ejemplo: en la primera sesión nosotros hablamos sobre las características del hielo y cómo permite la vida, en la segunda aprendieron sobre las corrientes y cómo están relacionadas a la vida en Antártica. En esta oportunidad, vemos como los animales se adaptan al frío, ellos pudieron aprender sobre la utilización de burbujas como aislante y motor de los animales para desplazarse en el agua”, explica la encargada de este taller, Magaly Vera.

En la primera parte de esta clase, observaron un vídeo donde se aprecia como los pingüinos (particularmente, el pingüino emperador), guarda burbujas entre sus plumas que le sirven como aislante cuando está a la intemperie y flotar y avanzar más rápido cuando está en el agua. Para lo cual utilizaron bolitas de naftalina que flotaban o se hundían dependiendo de la sustancia que se le iba agregando, y sí esta hacía más o menos burbujas.

En la segunda, aprendieron sobre la función de aislante que poseen las plumas del pingüino. Para efectos de ello, se midió con termómetro la temperatura del agua, y luego colocaron sus manos, las que al verificarse por medio de este instrumento bajaron considerablemente su temperatura. Luego, con un guante envuelto en una bolsa, ven como lo hace impermeable y mantiene la temperatura, que es lo mismo que pasa con las plumas del pingüino.

Los niños quedaron maravillados con esta experiencia educativa, una de ellas es Victoria Henríquez, estudiante de octavo básico A en el Liceo María Auxiliadora, quién comenta que: “Es muy bueno el taller, hemos aprendido varias cosas que no sabíamos acerca de la Antártica, la gente creía que si se derretía un témpano iba a subir el nivel del agua, pero realmente no varía el volumen. Nosotros como estudiantes deberíamos conocer más sobre la Antártica porque primero es muy divertido, segundo porque es una realidad que está muy cercana a nuestra región, y tercero para eliminar la ignorancia de la gente que no digan sólo que es un pingüino, sino que se especialicen, que distingan entre un pingüino rey o un pingüino emperador. O dejar de pensar que los osos polares y los pingüinos conviven y nunca ha sido así”.   

 

Uno de los jóvenes más entusiastas y participativos de este curso, es Gustavo Navarro, estudiante del séptimo A del Liceo San José, quién relata su experiencia: “Me gusta mucho la Antártica, siempre me ha llamado la atención y este taller me ha parecido muy bueno y divertido, hemos aprendido mucho, por ejemplo: a hacer experimentos que luego podemos repetir en nuestras casas o enseñarles a nuestros amigos, como el hacer hielo instantáneo con sal y agua”.

Concluye que es de suma importancia de que otros chicos como él se acerquen a conocer más sobre la Antártica: “En realidad, todos deberíamos acercarnos más a conocer la Antártica, porque en algún momento podría desaparecer producto del cambio climático. Es importante para todos, no sólo para los científicos”.