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Centralismo colonial – Edmundo Leiva – Opinión

Centralismo colonial – Edmundo Leiva – Opinión

Nuestro país es un país centralista desde la época colonial. Sólo imagine que en aquellos años el “Gobernador de Chile era un funcionario público nominado por el rey de España para hacerse cargo de la administración total del Reino de Chile. Debido además a nuestra trascendencia como frontera militarizada, los señores Gobernadores terminaron siendo más conocidos por su cargo militar de “Capitán General” que por el propio cargo que ostentaban. Aunque desde la creación de la Real Audiencia los designados lograron también ejercer el cargo de “Presidente” y convertirse además en “Vicepatronos Reales” de todos los bienes de la Iglesia Católica que existían en el territorio de su administración. Eso sí que era tener poder.

Hasta ahí, todo bien o mal con la historia y sus administraciones hegemónicas, dictatoriales o monopólicas. Para mí el problema está, en que cuando nuestro país se libera de la colonización española, termina también heredando el santo estado “Centralizado”. En realidad básicamente lo que terminan haciendo los nuevos gobernantes de la época, es hacerse cargo de toda la estructura que poseía en ese momento la “Administración Colonial”, pues también fue esa la manera en que la antigua corona se organizaba a su vez, para la recaudación de los impuestos.

Fue más o menos así, como la propia estructura organizacional centralizada terminó siendo utilizada también por el “Estado Republicano” y por sus administraciones territoriales, las que poco a poco comenzaron a depender cada vez más de “Santiago” una vez que aquella maravillosa ciudad se convierte definitivamente en nuestra flamante capital nacional.

Han pasado más de 200 años, y hasta ahora, esto es lo que nos ha seguido sucediendo estructuralmente, nuestro centralismo es heredado, es histórico, es cultural y al parecer aun forma parte de lo más profundo del ADN nacional. Es por ello que la cuestión que significa resolver el centralismo estatal, se transforma en un problema fundamentalmente de carácter institucional y político, pero también cultural.

Se acerca el 2020 y pronto comenzará la revolución de las regiones, en menos de un santiamén seremos testigos de una de las reformas políticas y administrativas más importantes que el estado haya llevado adelante en los últimos años. La Descentralización ha llegado para instalarse, a partir de este momento una nueva etapa cultural tendrá que comenzar a desarrollarse entre los chilenos, y el ADN nacional tendrá que evolucionar, un nuevo modelo gubernamental y mental comenzará por liberar las ataduras del centralismo colonial.