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Es lo que trajo el barco – Ramón Arriagada – Opinión

Es lo que trajo el barco – Ramón Arriagada – Opinión
Fin de semana, sábado al mediodía, una conversación radial que ya está siendo habitual en la radio Natales, junto a Mario Margoni, ex alcalde y gobernador de los tiempos de Ricardo Lagos. Lo nuestro con Mario son muchos años de observar los acontecimientos políticos. Ambos desde trincheras diferentes en algunos períodos, pero coincidentes en aquello de enaltecer la política como una actividad noble, que impulsa a las personas a ser más sabias y ponderadas.

Nos convoca Luis Ricardo Conejera, un profesional calificado, de los pocos que van quedando en la actividad radial en Magallanes. Como a ningún otro, le motiva utilizar las ondas radiales para hablar de las cosas que ocurren en nuestro mundillo natalino. Y al parecer a la gente le gusta saber lo que ocurre en su aldea, después de ser bombardeados con noticias de la otra aldea, la global. El sábado aún estaban vigentes temas de tanta importancia -para nosotros- como lo del funcionamiento de nuestro moderno hospital.

Coincidimos en la cautela del tratamiento a las noticias provenientes del sector salud. Son temas complejos, difíciles de ser abordados fuera del ámbito hospitalario; hay que evitar por todos los medios, viralizar comportamientos, donde -nos inclinamos a pensar- predomina el afán por hacer bien las cosas. La tarea de ellos es facilitar la prolongación de la vida a quienes han llegado a buscar ayuda de la ciencia médica; en ésta como toda actividad humana, se cometen errores e imponderables.

Es poco contributivo a la convivencia nuestra, denostar como un todo, a quienes realizan la función de procurar salud a la población. En competencias profesionales, han llegado a dicho establecimiento, quienes optaron por acompañarnos en la difícil misión de hacer ciudad. Aquí donde tanto cuesta atraer población y voluntades. Debemos convencernos que no van a llegar otros. Al parecer era una ilusión aquello que nos dijeron, que al haber un hospital de la modernidad del entregado, como regalo a nuestra gente, sería una atracción para algunos especialistas, venir a Puerto Natales a ayudar haciendo un merecido y paralelo “turismo médico”.

En el calor de la discusión radial ese sábado en la mañana, se me escapó la expresión, tantas veces citada en las lecturas sobre la conquista de América, realizada desafiando las tormentas caribeñas y de los mares del sur: “Es lo que trajo el barco”. A Luis Ricardo Conejera, en especial, le causó mucha hilaridad la sentencia. Pero quienes son lectores de mis columnas, se podrán dar cuenta, de lo enfático de mi hipótesis respecto a que Natales no retiene población, la expulsa. Cuesta atraer población, aunque tengamos la Octava Maravilla del Mundo a nuestros pies; ello, porque la vida en Puerto Natales es poco gratificante para el que llega a husmear y quedarse.

Si usted suma a las dificultades de entregar una buena salud, una educación en su mayor parte municipalizada que se arrastra con su carga de resultados poco competitivos, el encarecimiento y especulación de las viviendas; somos atractivos sólo para aquellos buscadores de desafíos, que en una sociedad de comodidades y consumismo, quedan pocos. Desde el año 2002 al 2017 crecimos en tan sólo 4.300 habitantes, es decir 286 habitantes por año. Lo invito a leer El Mercurio del lunes, hay alarma de como las comunas de Magallanes, están quedando vacías, hay cifras alarmantes en las más pequeñas.

Y qué decir de nuestro aislamiento territorial en los meses de crudo invierno, como el de este año. Dependiendo de un camino a la capital regional, una atracción turística en verano, un infierno en estos días. El sábado, una de esas desgracias carreteras, que nos hace tomar conciencia de nuestra realidad. En el bus, uno de los vehículos intervinientes, como pasajero, nuestro conductor de programa Luis Ricardo Conejera, felizmente con heridas leves en el cuerpo, pero como él lo confesara, con un duelo tremendo por ser actor de un accidente que pudo ser una gran tragedia.