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Cuando la información adelgaza, el rumor engorda – Editorial

Cuando la información adelgaza, el rumor engorda – Editorial

En sociedades democráticas, la circulación y la calidad de la información constituyen un síntoma de la salud de la democracia.  En nuestra región en tiempos recientes, parece haber un clima comunicacional donde la libertad de la prensa y la libertad de expresión, han sido de alguna manera obnubilados o palidecidos, por la creciente circulación de los rumores y los comentarios de pasillo.

En estos meses recientes, parece ser más fácil saber lo que ocurre en el gobierno regional por las redes sociales (Whatsapp, Facebook, Instagram, Twitter) que por las declaraciones y comunicados que emanan de la sede de gobierno.

El resultado de este clima comunicacional enrarecido es el estado de alerta expresado por el Colegio de Periodistas este fin de semana, quienes expresar que «esta situación nos pone en alerta, ya que constituye un atropello evidente al libre ejercicio del periodismo. Solidarizamos con los periodistas que cubren intendencia y gobierno regional, porque estas dificultades, dan una muy mala señal de lo que debiera primar entre las autoridades y la prensa en beneficio de la ciudadanía”.

En Chile, el derecho a la información está consagrado por la ley, la que reconoce a todas las personas su derecho de acceso a la información pública.

Este derecho funciona como una llave que permite a cualquier persona acceder a la información pública, es decir, aquella que se encuentra en poder de cualquier Institución Pública.

Rige además en nuestro país desde abril del 2009 con el nombre de Ley de Transparencia de la Función Pública y de Acceso a la Información de la Administración del Estado (Ley 20.285), más conocida como Ley de Transparencia.

Bajo un régimen democrático la información es un derecho de todos los ciudadanos: no es una concesión de la autoridad ni un beneficio que depende del estado de ánimo de quienes ejercen el poder político, sino que constituye un deber y un derecho inalienables.   El silencio y la escasa gestión comunicacional son síntomas que atentan contra la calidad de la vida democrática y del pluralismo.

EL OVEJERO.