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A 99 años del asalto e incendio de la Federación Obrera de Magallanes – Nicolás Gómez Baeza – Opinión

A 99 años del asalto e incendio de la Federación Obrera de Magallanes – Nicolás Gómez Baeza – Opinión

Hoy es 27 de julio, otra vez. Sabemos muchos y muchas magallánicas, cada vez más quizás, que es un nuevo aniversario del fatídico asalto, incendio y masacre en la sede de la histórica Federación Obrera de Magallanes (FOM). Precisamente hoy se cumple casi un siglo desde la tragedia donde cerca de una decena de obreros murieron fusilados y calcinados, y decenas salieron heridos o apresados, a manos de la acción de la Liga Patriótica (conformada por representantes de la oligarquía de la época), policías y militares. Son ya 99 años, y la fecha nos invita hoy a reflexionar nuevamente, mirando el pasado desde el presente.

Cabe mencionar, primero, que un manto de ocultamiento sobre estos hechos, de olvido forzado y hegemónico, recorrió nuestra región durante un buen tiempo. La dictadura (1973-1990) fue espantosa, también en términos de instalar una política cultural que removió las largas y poderosas tradiciones obrera de los antiguos territorio y provincia magallánica. Desde la misma década de 1920 hasta 1973, las diversas organizaciones que representaban a la clase trabajadora conmemoraron esta misma fecha, con romerías al cementerio y en teatros, con actividades artísticas y musicales, con transmisiones radiales que llegaban incluso a los trabajadores de las estancias, y otras actividades que daban cuenta de riqueza organizacional. Toda ello, como es de imaginar, fue aniquilado por los mismos tiranos que pusieron el busto del genocida Menéndez en la plaza y le dieron también el nombre de la calle que lleva su nombre. A pesar de la incansable y meritoria resistencia social y política en tiempos dictatoriales, que los registros oficiales apenas comienzan a visualizar hoy, la costumbre de conmemorar públicamente el incendio de la FOM (la misma que en tiempos de Recabarren se decía era la más grande organización proletaria del país) se perdió hasta niveles (casi) inexistentes, extendiéndose dicha omisión (o temor) en buena manera hasta la década de 1990.

Al final de esa misma década de “democracia en la medida de lo posible”, obras como las notables del historiador Carlos Vega Delgado (que ya algo había dicho a través de su editorial Atelí y la revista “Impactos”) fueron inspiradoras de la necesidad impostergable de volver a rescatar públicamente la memoria histórica de la vigorosa clase trabajadora regional. También una que otra columna denunciaba esa situación. Por ello, desde 2003, comenzaron a retomarse las tradicionales romerías y los actos en la plaza de la FOM (esta última construida en 1968, y a la que en 2009 le fue devuelta su placa arrancada en dictadura). Desde la década pasada y hasta el día de hoy, al menos en Punta Arenas y Puerto Natales, diversas actividades han sido organizadas con visibilidad pública (aunque no necesariamente con apoyos institucionales): algunas desde los partidos políticos tradicionales de izquierda, otras desde organizaciones populares auto-gestionadas. Paralelamente, muchos otros trabajos de Historia y diversas Artes han seguido inspirando y ampliando el espectro de la significancia de esta fecha para nuestra historia. Es mandatorio saludar, en consecuencia, a todas y todos que, desde la oscuridad de la dictadura y la post-dictadura, hasta la diversidad de acciones visibles de las últimas dos décadas, han sabido ir recuperando la tradición de conmemorar la historia de aquella masacre de la noche del 27 de julio 1920. Saludar, entonces, a quienes han estado reflexionando sobre sus causas, condenando a quienes sistemáticamente la llevaron a cabo, y honrando a quienes murieron, justamente contra los agentes del Estado y el capital

transnacional, por alcanzar mejores condiciones de vida. Saludo a quienes, en pocas palabras, han sabido revivir el ejercicio de no olvidar. Eso lo debemos agradecer.

Los desafíos, eso sí, creo que son trascendentales en lo que se viene. El año 2020 se cumplen 100 años de este acontecimiento, y es inevitable proyectar esta reflexión. ¿Cómo estamos pensando, a futuro, el rescate de la historia de la masacre de la FOM? Probablemente deban surgir nuevas iniciativas para el futuro, porque poner en valor la historia, la memoria histórica y el patrimonio histórico de los pueblos es una tarea inagotable, por su riqueza educativa y el potencial que posee para el empoderamiento democrático de nuestras sociedades. Por lo mismo, también, es deber de todas y todos reforzar actividades que al día de hoy tantas organizaciones han ido desarrollando a pulso.

Por lo pronto, eso sí, los mencionados desafíos cobran aún mayor importancia justamente el próximo año, a mi juicio. El centenario de aquella trágica noche, de fuego y fusilamientos, coincide prácticamente con los 500 años del llamado “Descubrimiento del Estrecho de Magallanes”, a lo cual se le ha entregado gigantesca exposición mediática con total apoyo gubernamental. Cabe recordar que, a fines de 1920, las calles de Punta Arenas y las manos de quienes detentaban el poder, estaban manchadas de sangre; de todas formas, los discursos y los brindis se hicieron de igual forma entre palacios, para celebrar aquellos 400 años, luego de acallar lo sucedido ese 27 de julio. Consecuentemente, el próximo año, un siglo después, no podemos permitir que, otra vez, como otra inaceptable continuidad histórica, solo se escuchen las risas de quienes están sedientos de espectáculo eurocéntrico y colonialista. Creo firmemente que, en 2020, los fuegos artificiales no pueden acallar ni ocultar las ansias de recordar a quienes, en 1920, fueron masacrados. Debemos seguir abriendo paso a las historias y las memorias de nuestros pueblos, que recuerden a las víctimas, que destaquen a las y los luchadores sociales con ansias de transformación, y que posean un rol reflexivo sobre nuestros pasados. Seguir recuperando, y extendiendo cada vez más, las conmemoraciones por la masacre de la sede de la FOM el 27 de julio de 1920, son sin duda de las más importantes instancias que aportan y podrán seguir aportando en la consecución de aquellas aspiraciones.

¡Loor a los mártires de la Federación Obrera de Magallanes!