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Cómo conversar y escucharse – Javier Solis – Opiniones

Cómo conversar y escucharse – Javier Solis – Opiniones

Cómo conversar y escucharse.
Las actuaciones vergonzosas en el Congreso nos demuestran lo que pasa en nuestro país. No se puede conversar porque la gente no sabe como hacerlo. Si algunos de nuestros representantes están en esa posición desde siempre, gracias a sus consabidos privilegios, difícil es exigírselo a los que no participan de la toma de decisiones.
Lo importante, hoy, es llevar tranquilidad a los hogares y, lamentablemente, no hay interlocutores válidos para poder manejar las riendas de la paz. Podrían haber sido los pastores religiosos, pero cada uno ha caído en sus propias faltas que les hizo enseñorearse más allá del mandato divino que los invistió y la rabia se volvió, también, en su contra.
Para conversar todo interlocutor debe reconocer que el otro, aquel que está en frente, puede tener algún atisbo de razón. No es válida solo una visión de las cosas, pues atrinchera, se encapsula y se muere.
Para conversar debe cuidar que lo que se vaya a decir no sea hiriente a los sentimientos del que escucha. No son opiniones las que se necesitan oír, sino, como se siente quien interviene en tal o cual tema. Son muchos y por ello hay que tener y darse tiempo.
Para conversar debe aceptarse que hay que renunciar a las posiciones para partir de un nivel de cero, pues se requiere lograr confianza de que lo que se diga no será utilizado en su contra más adelante. Eso sería traición y el diálogo se frustrará.
Para conversar hay que desapegarse de las cúpulas que les han formado: dejar dogmas de lado, heridas recibidas, prejuicios asumidos, odios acumulados. Así se verá a la persona que está al frente con toda su simpleza, su fragilidad, en fin, se le verá su espíritu.
Para conversar hay que tener la capacidad para pedir y dar el perdón por los dichos mal proferidos. Es la única manera de limpiar las heridas propias y lamer y limpiar las del otro. Es parte del consuelo.
El camino para lograr la verdadera conversación social es difícil de andar porque el ser humano está envuelto en numerosas capas: vergüenzas, resentimientos, orgullos, prejuicios, oportunismos, timidez y agresividad. Más fácil es la táctica del enfrentamiento, de endurecer e imponer posiciones. A muchos no les gustará conversar porque considerará que es perder, pero el único que pierde es aquel que no quiere conversar, que no quiere escuchar, que no quiere perdonar.
Chile requiere paz que nace de una conversación sincera que deben sostener los que hoy la llevan. Luego se podrá ordenar la casa.