Responsabilidad social y disciplina social – Gregorio Iriarte Zenteno – Opiniones

En las proximidades de las celebraciones religiosas de semana santa, aparece la compulsión contenida de salir, de viajar, de tratar de escapar del encierro ocasionado por las cuarentenas obligatorias o voluntarias.

En Magallanes observamos cada día más la ausencia de responsabilidad social de los habitantes de las ciudades: carreras clandestinas nocturnas en las calles y avenidas, numerosos automovilistas que circulan por múltiples razones no siempre atendibles, irresponsables que salen a plazas y avenidas sin mascarilla y acaso sin salvoconducto, compradores compulsivos que forman multitud en los pasillos de los supermercados.

Lo que ha hecho posible que en otros países se alcance el desarrollo, es entre otros factores, el sentido de la disciplina social, es decir, la capacidad espontánea de cada individuo de saberse parte de un grupo social mayor (barrio, comunidad, familia, ciudad, región, país) y de responder con conductas sociales responsables a la necesidad de cumplir con las normas preventivas vigentes, a fin de evitar la multiplicación del contagio.

En la región de Magallanes necesitamos más disciplina social, una actitud espontánea y culturalmente razonada, de obedecer las reglas y límites establecidas, no por el temor de la sanción, sino por la conciencia del riesgo social e individual y por el sentido de la responsabilidad mutua y común.

Por eso, no se puede comparar la precaria e insuficiente disciplina social de los chilenos con la organización y la disciplina del pueblo chino, o de los noruegos o suecos, por ejemplo. Mientras en Chile, inflingir la norma es motivo de risa, de elogio y de aplauso (la lógica del pillo), en las sociedades asiáticas, en cambio, imbuidas de una ética budista basada en el respeto a los mayores y la obediencia a las reglas comunes, la desobediencia es castigada socialmente y por razones morales, antes que llegue la sanción penal.

Hoy en Magallanes y sobre todo en Punta Arenas, las cifras de contagios con COVID19 nos están diciendo claramente que las restricciones al desplazamiento de las personas parecen no ser suficientes. El llamado a la conciencia y la responsabilidad de las autoridades no logra llegar a la conciencia de los ciudadanos.

En estos días, permanecer en el domicilio, quedarse en casa, es un acto de responsabilidad social y de disciplina social.

Gregorio Iriarte Zenteno.