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La derecha pasa de estado sólido a líquido – Víctor Maldonado R. – Opinión

La derecha pasa de estado sólido a líquido – Víctor Maldonado R. – Opinión

 

La derecha no se desordenó: la desordenaron desde La Moneda. Cuando se pierde una votación políticamente decisiva en el parlamento, por una diferencia tan aplastante, se detecta una falla mayor. No estamos ante un episodio más sino ante un punto de quiebre en la evolución del oficialismo.

Lo que ha ocurrido es de tan dimensión que no se puede simplemente constatarlo y pasar a otra cosa. Hemos presenciado el efecto prolongado de una obra de demolición es un solo acto; el resultado fue un derrumbe. De más de 70 diputados oficialistas, solo 23 se alinearon con el gobierno, 13 votaron en contra pero el resto se refugió en la abstención, a sabiendas que con ello hacían más evidente la diferencia con la mayoría. No fue deserción, fue abandono.

Aquí está lo decisivo. Si el gobierno pide apoyo en una materia que decide su futuro y algunos no responden, el problema es de las bancadas. Si lo que no responden son algo más que algunos, las responsabilidades son compartidas. Si la mayoría te abandona, la responsabilidad en de la conducción política de La Moneda. Así de simple y así de definitivo.

No hace tanto tiempo, desde el Gobierno se justificaba el poco diálogo con la oposición, diciendo que había muchas oposiciones y no se sabía con quién entenderse. Ahora es el mismo Piñera el que les dice a los partidos oficialistas que no le era fácil encontrar interlocutores debido a que existían muchas voces.

Con esto Piñera no quería decir que en el último periodo existiera más gente hablando al interior de la derecha, sino que hay más dirigentes diciendo cosas distintas. Lo que mejor describe la actual situación es la saturación de las instancias destinadas a procesar las diferencias, dado el aumento de temas conflictivos producto de decisiones polémicas asumidas por La Moneda.

Los problemas sin solución concordada se han ido multiplicando y, junto con ello, la exasperación de los participantes. Varios han llegado a concluir que nada de esto tiene visos de cambiar, entonces las diferencias se hacen públicas. Las cosas han llegado a tal punto en el que ya no importa guardar las apariencias, qué mejor es asumir las discrepancias y que cada cual asuma la responsabilidad de sus actos. Tal como lo dijera van Rysselberghe “no vamos a pagar costos que no son de nuestra responsabilidad, porque creemos que no corresponde”.

No puede ser gratis que la coalición de derecha se haya quedado sin programa de gobierno, desconfíe de las habilidades del Presidente para manejarse en la crisis y enfrente problemas maximizados económicos, sociales y políticos.

Por ahora lo que los mantiene unidos, pese a todo, es la gravedad de la crisis. Pero lo que ha unido el coronavirus si lo puede separar la política. Cuando disminuya la emergencia ¿a qué recurrirá la derecha para mantenerse unida?

Ahora la imagen que proyecta la derecha se asemeja mucho a la promoción de una nueva temporada de The Walking Dead: tienen muchos personajes que caminan de un modo muy extraño, que no parecen completamente vivos, que deambulan con rumbo no muy definido, dirigidos por un personaje más extraño aun, reconocible por sus tics y que muestran una dieta alimenticia bastante poco recomendable tipo caníbal. Si no dan susto dan pena.