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Se cumplen 44 años de la llegada de los aviones F-5 a la FACH

Se cumplen 44 años de la llegada de los aviones F-5 a la FACH

El 26 de Julio de 1976 ingresaban a nuestro Espacio Aéreo 04 aviones Northrop F-5E/F Tiger II adquiridos por la Fuerza Aérea de Chile en 1974, la adquisición constaba de 15 aparatos monoplazas y 3 aeronaves de Instrucción, los cuales se incorporan posteriormente. Ese día aterrizan en la nortina Base Aérea de Cerro Moreno en Antofagasta provenientes de un vuelo de alto aliento desde Estados Unidos.

Al día siguiente se trasladan a la Base Aérea de Pudahuel para ser presentados a la prensa  y ser recibidos oficialmente por el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile.

Entre las características que llevaron a la adquisición de este avión destacan su velocidad máxima de 1.734 Km/Hrs. su velocidad inicial de trepada cercana a los 10.515 m/min. Su techo de servicio de 15.790 metros y su alcance operativo de 2.865km. Su armamento está compuesto por 2 cañones M39A2 de 20mm. Con 280 tiros cada uno y capacidad para portar hasta 3.175kg. De carga táctica distribuida en 5 soportes externos, más 2 raíles para misiles. Esta carga puede incluir bombas de propósito general y de racimo, cohetes, estanques auxiliares de combustible y 2 misiles Aire-Aire Sidewinder.

Fueron destinados a equipar el Grupo de Aviación Nº7 en Antofagasta, al poco tiempo de arribar estos aviones a Chile, la enmienda interpuesta por el Senador Edward Kennedy a nuestro país ante el congreso norteamericano prohibió e impidió el libre flujo de repuestos y partes para la mantención de dichos aparatos. Afortunadamente, Una reinterpretación de la mencionada Ley estadounidense, además de la positiva disposición de la USAF, permitió superar en parte el problema. Posteriormente con asistencia Israelita, la empresa Chilena ENAER logro proporcionar la mayoría de los repuestos necesarios para los F-5. También se reemplazo los misiles Sidewinder AIM-9B por misiles Shaffir o Trauco además del armamento lanzable fabricado en Chile por CARDOEN.

En esos años Chile se encontraba afrontando dos crisis; la primera con el Perú y más crítica con Argentina en la llamada Crisis del Beagle, Conflicto que podía haber escalado entre pueblos latinoamericanos.

La mediación de urgencia de su Santidad Juan Pablo II, detuvo la vorágine que inexorablemente enfrentaría a Chile y Argentina.

En 1980 se decide efectuar un ejercicio con los Tigre II, trasladándose por primera vez a Punta Arenas con el objeto de probar las nuevas capacidades de la que se convertiría en una de las más poderosas unidades de combate de la Fuerza Aérea Chilena.

A fines de la década de los 80, las relaciones entre Estados Unidos y Chile mejoraron hasta el punto de que el Grupo de Aviación Nº7 realizo en 1988 combates simulados contra aviones F-14 “Tomcat” y F-18 “Hornet” del USS Independence.

Nace El Tigre III

En el desarrollo de la Feria Internacional del Aire (FIDA) realizada en Marzo 1990 en la Base Aérea El Bosque, se dio a conocer la firma del contrato con Israel Aerospace Industries (I.A.I.) para modificar la flota completa de los Tigre II y llevarlos al standard Tigre III.

Una de las más notables mejoras fue la instalación del radar ELTA/Elbit 2032, de mayor alcance que el APG-66 de los F-16, en modo aire-aire, junto con la implementación de un sistema de control instalado en cascos especiales para los pilotos, designados DASH, los cuales permiten enganchar los misiles, dirigiendo la mirada hacia los objetivos elegidos.

En 1997 se firma un contrato por US $ 5 millones, con la empresa estadounidense Tiger Century, para la provisión de kits de reabastecimiento en vuelo, inicialmente considerados sólo para los monoplazas, pero que finalmente incluyó los tres biplaza. La instalación se hizo en ENAER entre 1997 y 1998.

Para demostrar la gran importancia de este nuevo implemento, la Fach realizó, el 12 de enero de 1998, un vuelo sin escalas a Isla de Pascua con varios aviones “Tigre III”, en una misión denominada “Manu Tama ‘I”. Entre el 12 y 14 de enero se vivió uno de aquellos episodios que se califican como únicos. Los aviones reabastecidos en el aire a través del Boeing KC-707 “Águila” de dotación del Grupo de Aviación Nº10, cubrieron una distancia de casi 4 mil kilómetros en aproximadamente cinco horas y media de viaje. Con esto se mostró la capacidad alcanzada por la Fach en la operación de aviones de combate, acciones de largo alcance y en cualquier parte del territorio nacional.

Esto sirvió como precedente para la participación del Grupo de Aviación Nº7 en el ejercicio de guerra estadounidense de mayor complejidad del mundo: “Red Flag”. La Fach participo con Seis F-5E del Grupo Nº7, un C-130 y el Águila del Grupo Nº10, dichos ejercicios se realizaron en la Base Aérea Nellis de la USAF Nevada, entre el 27 de julio y 8 de agosto de 1998, pasando los Tigres a operar de la pampa nortina al desierto de Arizona, obteniendo muy buenos resultados y estrechando aún más los lazos con las Fuerzas Aéreas amigas.  Ejemplo de esto es la presencia de los F-5 en Brasil para el “Ejercicio Cruzex 2008” y la participación que tuvo la USAF en el  Ejercicio “Salitre II” efectuado en Antofagasta el año 2009.

Las fieles aeronaves de combate F-5 “Tigre III” han servido por décadas a la Fuerza Aérea de Chile y durante toda su historia han demostrado con hechos su aporte a la Institución, varias generaciones de aviadores se han instruido en ella. Hoy al emigran a Punta Arenas comienzan un nuevo desafío, que en unos años más se sumará a la larga lista de éxitos y buenos resultados obtenidos por el primer avión supersónico de la Fach.

Punta Arenas, los “nuevos” Tigres Australes

Desde diciembre del año 2008 con la despedida de los Aviones Cessna A-37B Magallanes no sentía el rugir de turbinas de un avión de combate y el Alto mando de la Fach destina desde el año 2010 a los F-5 Tigre III a la capital austral, siendo desde ese año el dueño de la Patagonia.

El 04 de Mayo del 2016 se realiza un vuelo de patrulla por la región, lo que arroja la suma de horas voladas de los aviones F-5 en la Fuerza Aérea de Chile de 60.000,91 horas voladas. Superando el límite de 60.000 horas de vuelo.

En este casi final, de una historia que se espera continúe por un tiempo más, sobre el F-5, resulta interesante recordar algunos datos que reflejan la calidad del avión y el buen uso y mantención que se le ha dado en Chile.

Desde su llegada en 1976, sólo dos F-5E se han perdido en Accidentes, lo que a la fecha la flota, tiene una  notable tasa de supervivencia para un avión de combate extensamente usado en nuestro país. La  trayectoria del estilizado caza estadounidense se sigue escribiendo en estas tierras Magallánicas desde que forma parte del inventario defensivo de la Patria.