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Ganarse la reciprocidad positiva – Víctor Maldonado – Opinión

Ganarse la reciprocidad positiva – Víctor Maldonado – Opinión

 

Víctor Maldonado R.

La decisión del Frente Amplio de llevar candidato presidencial es una buena noticia. Ordenará su comportamiento con el objetivo preciso de ganar la conducción del país y espera que los demás entiendan esta voluntad explícita. Falta por averiguar si acertará el camino que le permitiría alcanzarlo.

Para identificar el mejor curso de acción no es necesario compartir las opciones de un actor, ponerse en el lugar del otro suele ser una buena manera de entenderlo. Está claro que el FA, habiendo tenido la vez anterior un desempeño por sobre sus mejores expectativas, quiere hacerlo todavía mejor ahora y cambiar la sorpresa por la planificación consciente de un triunfo.

La idea es ser la opción opositora más votada en primera vuelta y derrotar a Lavín en segunda vuelta. Para eso se necesitaría que el resto de la oposición reconozca el mejor derecho de este sector para recibir su apoyo en diciembre de 2021. Esto es sensato y el resto de la oposición espera que suceda lo mismo a su favor. Aquí es donde se abren dos opciones para producir este resultado y sólo una consigue el objetivo. Para poder aglutinar a la oposición se necesita identificar como adversario principal a la derecha y confrontarla en campaña.

Se entiende que si me dedico durante meses a antagonizar con el resto de la oposición (ya hay algunos especializándose en este deporte extra olímpico), no puedo después pedir la ayuda que necesito y esperar alegremente que corran a prestarme apoyo. Sin un buen trato recíproco puede haber muchos que no se motiven a votar por quienes no fueron su primera opción. Si esos electores se quedan en su casa se pierde la elección y esa no es la idea.

Llegamos al punto decisivo. La mejor forma de pedir apoyo es habiéndose entregado apoyo mutuo antes y con buenos resultados. Por eso el destino de los candidaturas presidenciales se decide en la elección próxima de gobernadores regionales. Porque es allí donde encontramos la primera y única oportunidad que se presenta para escoger a quien tenga la mejor opción, en beneficio a veces de un conglomerado y otras veces de otro, legitimando un procedimiento justo basado en la competencia democrática.

Si la oposición elige en primarias entre diversos opciones (independientes y de partidos de oposición), privilegiará la unidad que expresa las diferencias, pero que permite la constitución de una mayoría ciudadana que confluye para ganar.

Si la oposición se fragmenta y el FA lleva candidato igual, sin intentar la presentación unitaria, lo que llevará a la derecha a ganar regiones importantes, entonces la lección será la inversa y el objetivo final no se logrará. La actitud importa más que los números. Sospecho que, entonces, a los que les irá mejor será a los que logren el mejor aglutinamiento posible en circunstancias que un actor se autoexcluye desde el principio.

Alguno dirá que este es un enfoque erróneo cuando se dan dos vueltas electorales. Pero no es así. Para ganar la elección presidencial se requiere la mayoría simple (50% más uno) y la derecha no es mayoría. Para ganar la elección de gobernadores regionales se requiere el 40% y la derecha tiene esos votos en muchas regiones. Entenderlo hace toda la diferencia.