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La Hora de Escuchar

La Hora de Escuchar

Treinta y dos años después del plebiscito de 1988, que nos permitió ponerle fin a la dictadura, volvimos a las urnas, para iniciar un proceso constituyente. Es un momento histórico, que nos emocionó hasta las lágrimas, a quienes estuvimos allí el 88’, y luego caminamos la larga senda de la transición. Nadie esperaba un resultado tan contundente. Ocho de cada diez chilenos optaron por la opción apruebo, una nueva constitución. Un porcentaje similar, votó para que la nueva constitución la escriba una Convención constitucional, íntegramente electa por el voto popular.

Es una voz que ha sonado muy fuerte, como para no oírla. No son los dirigentes políticos, ni los parlamentarios, son las personas comunes y silvestres, los vecinos y vecinas de todo Chile. Es un clamor transversal, diverso, unánime, por realizar cambios en nuestro país.

La elite política ha tratado de hegemonizar este proceso. Craso error, este proceso trasciende a los partidos políticos. Es el momento de escuchar, es el momento de que las altas dirigencias políticas,  recorran la senda de la humildad. Esto incluye, por supuesto, al presidente de la República.

No es fácil, amigos míos, muchos ahora se apuran en subirse al tren del apruebo. Como si alguien fuera dueño de las aspiraciones y sueños de los chilenos.

El camino es pedregoso, pero no va al despeñadero. Fue un error mayúsculo de quienes querían defender, el estatus quo, el adoptar la campaña del terror. Los hechos demuestran que incluso los votantes tradicionales de centro derecha, no creyeron esas historias terroríficas. Y saben qué?, la nueva constitución la vamos a hacer entre todos, y se requiere escuchar todas las voces. No tiene sentido pretender, sustituir el texto impuesto (con las modificaciones de 30 años de transición), por otro texto impuesto, acallando el resto de las voces.

El resultado electoral demuestra, que existe un consenso muy amplio, y transversal, por construir un proyecto común. Por construir  un futuro común, pacíficamente, con los medios y recursos de la institucionalidad democrática. Esta sola conclusión, debiera ser motivo de sobra, para tranquilizar los ánimos, por reducir los temores. No estamos en Chile ad portas de una revolución bolchevique ni una revuelta chavista. Estamos iniciando un proceso constituyente, que va a legitimar a los actores sociales y económicos existentes en nuestra sociedad. Cada vez va a pesar menos, el discurso del político de turno en las encuestas. Lo que va a pesar es la efectividad de las medidas, la capacidad de concretar los proyectos. La exigencia de accountability en la actividad pública, la incorporación de indicadores de gestión, no sólo en los órganos del estado, sino en todo organismo que reciba financiamiento estatal. La pérdida de la hegemonía de los partidos políticos, va a significar un traspaso concreto de poder a los ciudadanos. Prepararnos para enfrentar este escenario, es la tarea actual. Preparar candidatos a la convención constituyente, es tan importante, como la exigencia de compromiso en contenidos concretos.

Algunas ideas a discutir: Iniciativa popular de ley; ley de rentas regionales; administración regional del territorio; plebiscito revocatorio; reposición del voto obligatorio; parlamento unicameral; elección de autoridades de todo nivel, en una misma votación.

El camino que iniciamos con el resultado del plebiscito, nos exige no sólo aguzar el oído para escuchar, nos exige, una actitud de humildad, para no tratar de imponer un nuevo orden, a raja tabla, sin respetar todas las voces.  La multiplicidad de valores, de principios, de intereses, presentes en nuestra sociedad, deben representarse en nuestra constitución. Un estado protector, no demasiado grande, flexible y efectivo. Un sector privado dinámico, que pueda desarrollar al máximo sus potencialidades, y creatividad. Pero con regulaciones claras, precisas, que establezcan la justa contribución del capital, al desarrollo social. El rol del trabajo, como centro de una economía social de mercado, que se conjugue con la necesaria flexibilidad en una empresa moderna.

La incorporación del mundo empresarial y económico, al debate constituyente, es fundamental para asegurar que el nuevo orden, genere condiciones de estabilidad para la inversión y el empleo.  La garantía de catálogos mas sofisticados de derechos sociales, requiere de la existencia de un sector privado dinámico, innovador, que pueda financiarlos, a través de su aporte al crecimiento.

 La inmensa mayoría de los chilenos, estamos por construir en una senda de paz, sumémonos todos con entusiasmo, que se oigan todas las voces, para un mejor país.

Ernesto Sepúlveda Tornero