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Sondeo de la UMAG: 58% de los docentes en Magallanes no cuentan con espacio adecuado para trabajar desde sus domicilios

Sondeo de la UMAG: 58% de los docentes en Magallanes no cuentan con espacio adecuado para trabajar desde sus domicilios

El objetivo del sondeo realizado por el Departamento de Educación y Humanidades, fue aportar antecedentes para un diagnóstico sobre las condiciones de trabajo que viven educadoras y profesores  magallánicos durante la crisis sanitaria por el COVID -19.

-Asimismo, una arista fundamental a explorar fue la adecuación de las metodologías pedagógicas a una modalidad no presencial.

La suspensión de las clases presenciales que se inició el 16 de marzo en todos los establecimientos del país, sin duda ha impactado en todos los ámbitos de la vida social e individual, ya que, nunca antes se habían visto cierres e interrupciones tan prolongadas en el sistema educativo nacional y local como el que estamos viviendo ahora.

Lo anterior, ha generado un trabajo sincrónico entre profesores y estudiantes bajo una modalidad virtual, interacción que ha hecho que el número y tipo de recursos tecnológicos utilizados, así como las condiciones para dar marcha a esta educación digital, evidencien las diferencias entre escuelas privadas y públicas, entre el medio rural y el urbano, entre otros aspectos.

En ese contexto, el Departamento de Educación y Humanidades de la Universidad de Magallanes (UMAG) se propuso la tarea de indagar acerca de las condiciones de trabajo que viven educadoras y profesores en medio de la crisis sanitaria por el COVID -19 y, por tal motivo, durante septiembre, llevó a cabo un sondeo con el objetivo de poder explorar el escenario en el que se ha desarrollado la labor pedagógica en pandemia, sobre todo, teniendo en consideración, la urgente y forzosa implementación de la enseñanza e-learning para enfrentar el nuevo panorama educativo.

Para ello, se aplicó una encuesta voluntaria a un total de 158 docentes de 30 instituciones educativas de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, incluyendo establecimientos municipales, particulares subvencionados y privados. Al respecto, el director del Departamento de Educación y Humanidades, Dr. Mario Garay, plantea que “los datos obtenidos, nos permiten ir comprendiendo con más detalle, cómo los docentes han tenido que hacer frente a este nuevo desafío, ya que, como Departamento, nos interesa comprender los nuevos escenarios pedagógicos, desde las condiciones laborales hasta cómo se planifica y evalúa en este nuevo escenario”.

Entre los datos más relevantes, destacan que, del total de los/as docentes encuestados/as, solo un 42% reconoce “tener un espacio especialmente habilitado para trabajar”, mientras que el 58% restante debe “habilitar lugares y espacios comunes de la casa, que luego debe desarmar cada vez que lo utiliza”. En el mismo tenor, hay un 15% de profesores/as que dice no tener conexión de WiFi en su domicilio, y un 21% que no posee computador propio y de uso exclusivo.

En otras áreas consultadas, un 62% de los/as educadores/as reconoce (en tiempos de pandemia) presentar dolores musculares no asociados a la actividad física y tener problemas para conciliar el sueño. Un 47% declara, además, tener “sensación de angustia relacionada al quehacer docente”.

“Estos resultados son un llamado de atención para repensar en las condiciones laborales donde las educadores y profesores desarrolan sus actividades académicas, así como el valor que tienen las emociones que ellos y ellas manifiestan, porque dan cuenta de una necesidad de apoyo y eso es una urgencia que se debe atender hoy, no mañana”, sostiene el Dr. Garay.

Por otro lado, se recogen antecedentes valiosos vinculados a las estrategias docentes utilizadas. Por ejemplo, un 21% de los/as profesores/as, está ocupando metodologías de aprendizaje en base a proyectos, y un 7% usando “clases invertidas”, lo que, a juicio del académico, “puede ser una oportunidad para crear y explorar nuevas formas de enseñar y aprender toda vez que han adoptado diversas estrategias de acuerdo a la realidad de sus estudiantes”.

En lo que respecta a educación a distancia,  el mismo sondeo arroja datos referidos a que un 30,4% de los/as encuestados/as, afronta las clases de forma tradicional, lo que podría suponer, según comenta Leonardo Velásquez, académico del Departamento de Educación y Humanidades, y de la Unidad de Desarrollo Virtual (UDV) de la  misma casa de estudios, que la aproximación de las escuelas y liceos al desarrollo de procesos formativos mediados por tecnologías, ha sido sin una adecuada estrategia pedagógica que asegure, por un lado, un adaptación de las clases presenciales a un nuevo escenario a distancia o remota, y por otro, procesos de formación dirigidos a docentes y a estudiantes, en cuanto al uso de estas herramientas en contextos de aprendizaje.

“Todo esto -señala Velásquez- puede llevarnos a la reflexión de fondo sobre el tema en cuestión, que es, finalmente, comprender que las tecnologías en sí mismas no generan impacto en los procesos de aprendizaje, a no ser que éstas vayan de la mano con la formación en competencias y habilidades digitales que permitan su correcto uso pedagógico”, apuntó.

En relación a una arista fundamental que es el contexto del o la estudiante, el 89% de los/as docentes encuestados/as cree que la educación a distancia aumenta la brecha entre estudiantes que tienen mejor soporte familiar, que quienes no lo tienen. Los/as profesores/as, además, responden que han tenido que desarrollar múltiples formas de comunicación con sus estudiantes para contestar dudas: un 30% de ellos/as reconoce, así, que, además de las clases, se comunica con sus alumnos/as vía Whatsapp o Facebook, lo que revela el compromiso que asumen para conseguir continuidad en el aprendizaje de sus estudiantes, indican desde el Departamento.

Por último, un 26% de los/as docentes encuestados/as, manifestó recibir orientaciones para desarrollar nuevos diseños de clases bajo una estructura modular acorde a los procesos educativos de forma remota. En ese sentido, un 65% señaló haber adecuado su planificación inicial, es decir, la que habitualmente desarrolla. Aquí, según agrega Garay,” se trata de hacer ver y comprender que el estudiante, ante un nuevo escenario de aprendizaje, necesitará seguir una lógica y ruta de aprendizaje más organizada, dado que gran parte del proceso de enseñanza y aprendizaje será autogestionado y autónomo. Lo anterior, entonces, refleja la importancia de que los establecimientos y respectivos equipos directivos otorguen los recursos necesarios para que las y los docentes puedan realizar el proceso educativo de forma adecuada”.

La conclusión a la que llegó el equipo académico de la UMAG que realizó este trabajo diagnóstico es que los resultados de esta encuesta, servirán para abrir un debate integral, tanto a nivel propiamente pedagógico, como también de condiciones laborales de los/as docentes y de los/as estudiantes, porque se van reconociendo las complejidades de pasar a la educación no presencial.

“Lo que nos ha ocurrido con la pandemia en el ámbito educativo, y ahora ampliando el análisis a todos niveles de enseñanza, nos desafía a repensar los espacios de aprendizaje, a mirarlos con mayor detención y comprender que el cambio educativo va más allá del uso instrumental de una u otra tecnología, sino que más bien supone un giro en las prácticas pedagógicas y en los mecanismos de evaluación. Frente a ello es importante que las instituciones generen espacios y condiciones que faciliten el trabajo de las y los docentes, para que los estudiantes sigan aprendiendo en una modalidad a distancia, así como que logren enfrentar, adecuadamente, los desafíos planteados respecto del bienestar socio- emocional”, finalizó Garay.