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«El poder del control remoto», por Manuel Luis Rodríguez, cientista político y sociólogo

«El poder del control remoto», por Manuel Luis Rodríguez, cientista político y sociólogo


Todos los medios de comunicación están hoy sometidos al invisible y formidable poder del control remoto, ese dispositivo doméstico que te permite prender, cambiar o apagar el televisor.

Digamos que, en esta época tecnológica, nuestra conciencia y subconsciente, nuestras creencias y percepciones, nuestros estados de ánimo y sentimientos, pasan a diario por el control remoto de las preferencias.

Si aparece en televisión un comentarista, presentador, notero, periodista, lector de noticias o preguntador que no es de nuestro agrado, tenemos la posibilidad de cambiar de canal en busca de alguien más objetivo o más sensible a nuestras preferencias.

Si ese canal de televisión te muestra una sola versión de los hechos o insiste en mostrar a los mismos comentaristas que expresan un solo punto de vista social, político o ideológico, el control remoto nos permite cambiar de canal o apagar el televisor o pasar a la opción cable pagado o buscar en internet un canal de tv más objetivo en sus noticias.

El poder invisible y cotidiano del control remoto, es la gran herramienta democrática de que disponemos en esta época turbulenta donde con un clic podemos cambiar de medio de comunicación, podemos combatir el monopolio de los “grandes medios”, abrir todas las posibilidades del pluralismo.

Hay sitios web que funcionan como “control remoto” de la libertad de opinión y de la libre expresión, vistas desde el punto de vista del lector, del televidente, del ciudadano frente a los medios de comunicación. Páginas web donde encuentras todos los periódicos o todas las radioemisoras del mundo, aplicaciones donde puedes ver cualquier canal de TV o escuchar todas las radioemisoras del planeta.

Vivimos en una época extraordinaria donde nuestra conciencia social y nuestro libre albedrío individual tienen la oportunidad de tomar el control de la libertad de expresión, de información y de opinión, y ponerla al servicio de la verdad que todos buscamos.

No se trata de buscar las opiniones y puntos de vista conformes con lo que cada uno piensa y cree. Se trata de disponer del control que nos permita conocer otros puntos de vista, otras opiniones, incluso incómodas, discrepantes, alternativas, pero especialmente que nos hagan posible conocer los hechos, para formarnos una opinión propia.

El poder del control remoto sirve tanto para mentes abiertas, como para mentes obtusas y fanáticas: si tienes en pantalla un panelista o entrevistado falto de criterio que lanza adjetivos, descalifica y agrede con sus palabras a sus rivales, tienes la posibilidad de tomar el control de la razón, cambiar de canal o apagar el televisor.

¿Buscas saber y formarte una opinión propia sobre esa devastadora guerra que hoy ocurre delante de nuestros ojos? Ahí están los periódicos, las radioemisoras y los canales de televisión de ambos países rivales, que te permiten tomar el control remoto de tu propia conciencia y mediante el traductor de Google, conocer el punto de vista de los dos enemigos en batalla. Te evitas así todos esos “corresponsales de guerra” que hacen un morboso turismo bélico y te cuentan una sola versión del conflicto.