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Atajar el desborde de demandas es prioridad nacional | Víctor Maldonado | Opinión

Atajar el desborde de demandas es prioridad nacional | Víctor Maldonado | Opinión

Y bien, ¿cuál ha sido la crítica de la oposición al gobierno en el manejo del conflicto con los camioneros del norte? Al parecer, ninguna importante. Es el modo que tiene la derecha de decir que las cosas han estado bien conducidas.
 
Es una mala costumbre nacional hacer un reforzado uso de la crítica y un mínimo uso del reconocimiento de los méritos cuando se supera una prueba difícil. En este caso, el gobierno se ha manejado con prudencia, efectividad y firmeza.
 
La situación no se ha escapado de las manos del Ejecutivo y el uso de la fuerza, completamente justificada en este caso, no se ha salido de las más exigentes normas democráticas.
 
Se trata de un proceso en curso, la situación puede variar en cualquier instante, pero se cuenta con un diseño que se está aplicando y la improvisación está ausente del manejo que ha fijado el Ministerio del Interior.
 
Es más, los errores han provenido de parte de los organizadores de la paralización de actividades. Ellos no supieron cuándo retirar la presión en las carreteras, en circunstancias de que el gobierno había instalado las mesas de diálogo y había cedido todo cuanto legítimamente se podía permitir.
 
La costumbre de que los convocantes de una acción colectiva terminen arrastrados por sus bases parece la característica de este tiempo, más que el patrimonio de algún grupo político o social en particular.
 
Cuando la movilización camionera continuó elevando sus demandas más allá de lo razonable, la paralización ya no pudo aspirar a despertar una cierta comprensión ciudadana. El ministro Mario Marcel tuvo una intervención de pedagogía pública para calibrar la desmesura de la demanda de los camioneros.
 
Cuando falta la empatía ciudadana, la situación puede continuar siendo crítica por un tiempo, pero terminará por ser sofocada puesto que no puede crecer en extensión territorial ni en despliegue comunicacional.
 
El éxito del gobierno ha sido nítido a partir del momento en que se vio dispuesto a aplicar la ley a disposición, la de Seguridad del Estado. De rebote, será recordado para otras circunstancias tanto o más complejas que esta.
 
Después, este caso será citado como ejemplo de lo oportuno que resulta reaccionar con firmeza y prontitud al desafío a la autoridad del Estado por parte de un retador. La palabra “inaceptable” tuvo aquí aplicación efectiva, no retórica.
 
Un gobierno no hace uso de la normativa que le gusta, ni la que se ajusta a sus preferencias ideológicas, sino aquella que es proporcional al problema que tiene al frente. En esta ocasión no hubo ningún tipo de titubeo y eso ha hecho que el Ejecutivo mantenga la iniciativa en todo momento.
 
El gobierno ha tenido que hacer frente a un movimiento dividido. Los dirigentes del norte se han revelado contra la dirigencia central del gremio. Los acusan de no saber representar con determinación sus intereses. Establecieron un desafío tanto interno y externo. Por eso importa que este movimiento sea derrotado.
 
No es cosa de que alguien grite para que las soluciones aparezcan como por encanto. Lo que se debe vencer es un voluntarismo que se quiere imponer a todos por medio de demostraciones de fuerza. Interior ha reaccionado con oficio.