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Orden en la sala | Manuel Luis Rodríguez | Opinión

Orden en la sala | Manuel Luis Rodríguez | Opinión

El Presidente de la Cámara de Diputados abre la sesión de la sala y tras algunos anuncios de proyectos de ley, se inicia algún debate entre los diputados presentes. En pocos minutos, el ambiente se vuelve cada vez más agresivo, con alusiones ofensivas, frases provocativas, insultos mutuos, el Presidente toca la campanilla y llama al orden.

«Orden en la sala»…

El tono alterado de unos y otros deja una pobre impresión en los espectadores en la sala de la Cámara de Diputados, mientras los escasos tele-espectadores cambian de canal de TV.

En Londres, a la misma hora (con la diferencia horaria correspondiente), la Cámara de los Comunes, el parlamento más antiguo del mundo, entra en sesión para las Preguntas al Gobierno. El Speaker, o sea, quién dirige la sesión, anuncia la palabra del Primer Ministro y ante una leve réplica poco elegante de un diputado opositor, dice enfáticamente: «Order…!!» y todos se quedan en silencio escuchando al Primer Ministro.

Pero, sería incorrecto comparar la Cámara de Diputados de Chile con la Cámara de los Comunes de Inglaterra.

La capacidad de diálogo en el seno del poder legislativo es fundamental para que avance el trámite de los proyectos en discusión, depende básicamente de la cultura política de cada país y de cada sector político, y de esa condición depende a su vez, el prestigio y la confianza que los ciudadanos le otorgan al Parlamento o al Congreso. En Chile el Congreso es una de las instituciones más desprestigiadas y criticadas por la ciudadanía y la opinión pública, pero los ciudadanos tenemos la obligación moral de exigir de nuestros diputados y senadores, que ejerzan eficazmente sus funciones, para las cuales fueron elegidos: hacer leyes.

En Chile, parece que no hay orden en la sala.