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Los orígenes de la Universidad Técnica del Estado en Punta Arenas | Historia Magallanes

Los orígenes de la Universidad Técnica del Estado en Punta Arenas | Historia Magallanes

En la ciudad de Punta Arenas en el período 1953-1964, debido a la insuficiencia, antigüedad e incomodidad de muchos locales educacionales hubo un auge de nuevos establecimientos educacionales.

En enero de 1961, Jorge Cvitanic, regidor de la Municipalidad de Magallanes, “propuso a la corporación que se solicitara a la Universidad Técnica del Estado, de Santiago, la creación de cursos técnicos de nivel superior a fin de ofrecer una alternativa de educación universitaria a los jóvenes magallánicos» con la intención de poder contar con profesionales que contribuyeran al desarrollo industrial de la región y, además, “conjurar” la amenaza de desarraigo a la que se veían sometidos los estudiantes que debían emigrar para realizar sus estudios universitarios.

La iniciativa tuvo rápida acogida y en mayo de 1961 se inauguraron cursos de electricidad y mecánica industriales dictados por la Universidad en Punta Arenas. Con posterioridad, durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, a través del gobierno regional, se continuó prestando apoyo a los cursos desarrollados por la U.T.E., los que en 1965 y 1968 fueron ampliados a las especialidades de petroquímica, contabilidad pública y enfermería. En 1967 la matrícula de 1964 ya había sido superada tres veces, alcanzando a tener 348 estudiantes. En este contexto, caracterizado por la aceptación de la comunidad y la confianza en el futuro de la actividad universitaria, se creó la sede de Punta Arenas de la Universidad Técnica del Estado.

La oficina de los arquitectos Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro ejecutaba las obras de la Unidad Habitacional Villa Portales (1954-1964), en el sector de Quinta Normal de Santiago, aledaño a los terrenos de la Universidad Técnica del Estado, cuando el Rector de esa Universidad tomó contacto con ellos (1957) iniciando una relación profesional que comprendió la realización de las sedes de Santiago (1957-1962), Antofagasta (1959), Concepción (1960) y Punta Arenas (1963).

La sede de la Universidad Técnica del Estado en Punta Arenas, corresponde, así, al esfuerzo que llevó adelante esa Universidad para crear una red nacional de instituciones de enseñanza superior, que abordarían la formación técnica en la década de 1960. Fue un plan de política de desarrollo a través de la formación de cuadros profesionales en áreas de alto impacto en la producción industrial. A partir de la necesidad de formar técnicos capacitados, los gobiernos radicales impulsaron en los años treinta la educación técnica superior en el país: Aguirre Cerda, Ríos y González Videla lideraron el proceso educativo superior creando en 1947 la Escuela de Artes y Oficios la que en 1961 pasó a ser la Universidad Técnica del Estado (U.T.E.) expandiéndose desde Arica hasta Punta Arenas.

Siendo Intendente Mateo Martinic Beros, durante 1964, se desarrolló el proyecto de la sede en un periodo de tres meses (abril- junio) en un conjunto de 30 planos, en una época que se llevan a cabo numerosas obras públicas.

En 1966 aún se discutía la aprobación de la ley que destinaría fondos para la construcción de la sede universitaria que, por un momento, un veto presidencial frenó. Las reacciones no se hicieron esperar, representantes de diversas organizaciones dieron a conocer su preocupación públicamente enviando solicitudes de reconsideración, especialmente, a los parlamentarios regionales. Entre ellos, el presidente del Centro para el Progreso, el Alcalde, la Cámara de Comercio e Industrias de Magallanes, el Club de Leones, el Consejo Provincial de la Central Única de Trabajadores, periodistas, entre otros.

A los pocos días de haber sido noticia el veto presidencial el periódico La Prensa Austral informaba la superación del impasse señalando que habían sido autorizados fondos para proseguir las obras que ya se habían comenzado. Los antecedentes expuestos ponen en evidencia que las obras no siempre revelan esos aspectos que exceden a las consideraciones exclusivas de la arquitectura, pero que al ponerlos como telón de fondo en la perspectiva del interés patrimonial, confieren a la obra nuevas luces que aumentan su valoración.

El 18 de abril de 1968 el Ministro de Obras Públicas, Sergio Ossa Pretot, en visita a las obras señaló: “el Fisco ha realizado un esfuerzo gigante, con una inversión de 5.700.000 escudos. Como proyecto arquitectónico es hermoso y audaz. Hay plena disposición de las salas. La UTE magallánica tendrá el primer laboratorio de petroquímica de Chile”.

Nueve días después se inauguró en presencia del Presidente de la República Eduardo Frei Montalvo, y el Ministro Ossa Pretot, completó la impresión sobre el edificio diciendo:

“(…) El edificio de la Universidad Técnica del Estado que ahora inauguramos responde a una moderna planificación escolar. El proyecto fue elaborado por los distinguidos arquitectos, señores Carlos Bresciani, Héctor Valdés, Fernando Castillo y Carlos Huidobro, que actualmente ocupan destacadas funciones en la vida universitaria y administrativa nacional y ejecutado con enorme interés y cariño por la firma Dieter Meyer. Vayan para todos los agradecimientos del Gobierno de Chile”. La obra de la nueva Universidad Técnica del Estado introdujo en la ciudad de Punta Arenas el uso racional en la estructura de los nuevos materiales, destacable son los machones poligonales de hormigón armado que sostienen las vigas metálicas. Desde ellos se alzan las vigas desde una altura no mayor de 2,5 m elevándose en línea recta hasta alcanzar la altura máxima de los talleres.

El total queda contenido en un perímetro rectangular con plantas en distintos niveles, en algunos casos de doble altura. El resultado es un conjunto con una distribución clara y concentrada que daba cabida a 400 alumnos en 4.140 m2 repartidos entre administración, docencia, laboratorios y esparcimiento. Los recursos financieros fueron otorgados por la Ley 14.824 que proveyó de CHILE-E°5.000.000 (cinco millones de Escudos) invertidos entre 1965 y 1968.

La organización compacta en torno al eje de circulación satisface los requerimientos de la enseñanza integral que se promovía en la época y favorece el enfrentamiento del rigor climático, que se completa con la creación de un patio cubierto de gran superficie para actividades recreativas. El resultado es una obra de gran sencillez formal, de geometría abstracta, que aborda con claridad espacial y de orden la solución del centro de enseñanza técnica superior