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Honrar la Historia | Ernesto Sepúlveda | Opinión

Honrar la Historia | Ernesto Sepúlveda | Opinión

El mes de febrero marca normalmente el inicio de las vacaciones oficiales, ministros y otras autoridades del poder central, se suman al jefe de gobierno, quienes iniciarán el período de descanso estival. Lo propio hará el parlamento, el que inicia el período de receso veraniego, marcado por el fin del período ordinario de sesiones. En la práctica el año político del 2022, recién concluye con el mes de enero de 2023. En esta ocasión las pugnas y rigores de la disputa entre gobierno y oposición, van a tener un paréntesis muy breve, debido al proceso constituyente aun abierto. Coinciden en estos días, las definiciones de las alianzas de gobierno y de oposición, respecto de las listas de candidatos a la constituyente.

Siguiendo los plazos establecidos en el acuerdo que viabilizó este nuevo proceso, el congreso nacional, ya ha definido doce bases constitucionales, que serán los márgenes o el marco en que realizará su labor el nuevo “Consejo Constitucional”. Asimismo, el senado ha votado esta semana la propuesta de los partidos políticos, para integrar la “Comisión experta”, lo propio había realizado la cámara de diputados. Son 24 integrantes en total, a razón de doce por cada cámara del congreso. De acuerdo a la votación realizada, la alianza de gobierno obtuvo 10 representantes, la DC 2, y la derecha 12. La comisión experta se instalará el 6 de marzo. La función de esta comisión, es redactar un anteproyecto de Constitución, que servirá como base para la discusión del Consejo Constitucional. Las normas y decisiones que se tomen, serán aprobadas con un quórum de 3/5 de sus miembros, es decir 14 votos. Para realizar esta labor dispondrán de un plazo de tres meses.
También han quedado definidos los 14 integrantes del Comité técnico de admisibilidad, también conocidos como árbitros. Este organismo quedó integrado por 6 árbitros de la alianza de gobierno, 1 árbitro de la DC, y 7 de la derecha. Su función será revisar que las normas de la nueva Constitución no incumplan los 12 principios o bases institucionales.
En estos días estivales, también se están definiendo las listas que competirán, en la elección del Consejo constitucional, órgano integrado por 50 consejeros electos por votación popular. El día 14 de febrero próximo es el plazo de Inscripción de las candidaturas a consejeros constitucionales. Tanto la alianza de gobierno como la oposición, han tenido dificultades para definir la integración de estas listas.

Diversos expertos electorales, han advertido, que la dispersión en varias listas, atenta contra la capacidad para elegir consejeros. En la alianza de gobierno, los partidos de Apruebo dignidad están por la opción de una sola lista. En tanto en el socialismo democrático, el partido eje del sector, el Partido Socialista, resolvió este fin de semana en su comité central, hacer todos los esfuerzos por conseguir la más amplia unidad del progresismo. Se ha propuesto una lista que incluya desde la DC al PC, la cual sería encabezada ni más ni menos, por la líder indiscutida del progresismo, la presidenta Michelle Bachelet.

Se argumenta que las posibilidades de vencer el 14 de mayo, se incrementan, con la lista unitaria, y con el arrastre popular de la presidenta Bachelet. Sin embargo, el PPD, está por competir en dos listas. El otrora partido instrumental, que jugó un rol importante en la transición a la democracia, hoy vive una época otoñal, con una marcada tendencia a la baja en sus resultados electorales, en los últimos 10 años, en elecciones nacionales. La DC también ha manifestado la idea del camino propio, aun cuando también este partido se ha visto afectado por una ostensible pérdida de electores. El partido radical, que ha seguido a la DC en esta decisión, seguramente se sumará a la decisión que estos partidos adopten. Deberemos esperar si en el curso de esta semana, se producen resultados favorables a la propuesta socialista, considerando que el vencimiento del plazo está muy cercano.
Con la cantidad de resguardos que nació este nuevo proceso constituyente, es altamente improbable que satisfaga las expectativas de los sectores más progresistas. La verdad, es que la única posibilidad de dar continuidad al proceso, pasó por superar el veto del sector conservador. La derecha se alzó como verdadera plaza de peaje, del mecanismo constituyente, todo a cuenta del 62% de rechazo del 4 de mayo de 2022. Los partidos del progresismo debieron aceptar la imposición de un marco, que servirá de margen al consejo constituyente. Probablemente ninguno de nosotros quiere ver excesos, o planteamientos destemplados, y debido a eso, la definición de un marco de principios institucionales, no parece descabellado. Sin embargo, la exigencia de una comisión experta redactora de un anteproyecto, y una comisión de árbitros que supervigile el cumplimiento de las bases, aparece como un exceso. En mi opinión, la desconfianza del sistema político es tan grande, que se ha definido blindajes, y cortapisas, con el propósito de no alterar sustancialmente el estatus quo.
Este proceso, es una clase de realismo político. Ante la alternativa de seguir con la constitución de 1980, el sector progresista debió aceptar las imposiciones de una derecha, totalmente sobregirada, en sus exigencias. La memoria es frágil, fue durante el gobierno de la derecha que se produjo el mayor estallido social, de los últimos 100 años de nuestra historia. Hoy nadie quiere recordarlo, queremos pensar que eso nunca más volverá a ocurrir. Sin embargo, se toman decisiones que sólo ponen el freno, a las demandas ciudadanas, sólo retrasan la respuesta a las necesidades sociales.
La oposición juega sus cartas, y define desde ya una posición preeminente en dos de los órganos constituyentes. El tercer órgano, el consejo constituyente está en disputa. Los anhelos y expectativas, de una mayoría social y política, que se expresó mayoritariamente por una nueva constitución, está en juego. De la definición de las listas en competencia., dependerá si el progresismo puede dar respuesta a estas expectativas, o si, por el contrario, será el sector conservador quien se imponga, frustrando nuevamente los sueños de las grandes mayorías.
En la actualidad, es incuestionable el rol fundamental que ha jugado el socialismo democrático, en el gobierno progresista. Es transversal el reconocimiento a la prestancia y rigor técnico y político, en las tareas encomendadas. Este desempeño sobresaliente, en medio de las complejidades de la labor ejecutiva, no sólo ha puesto en valor, el aporte de los partidos del socialismo democrático, sino también una revisita a la experiencia de gobierno, de la Concertación de partidos por la democracia, y la Nueva Mayoría. De vilipendiar y despreciar el período 1990 a 2010, se ha reconocido los avances y progresos, obtenidos. Se reconoce hoy, los logros conseguidos, pese a las limitaciones y restricciones que la dictadura militar, y la derecha civil dejaron instaladas en la constitución. Nos acercamos, a una síntesis, en el análisis histórico y político de una época. Del resultado de esa síntesis, dependerá la opción del proyecto de transformación social, que impulsa el progresismo. Como nunca antes, se requiere altura de miras, generosidad. Los actores sociales y políticos que sustentan al gobierno, deben hacerse responsables de sus decisiones. De ellas depende el destino de Chile, en las próximas décadas. No es inocua la definición de las listas a la constituyente. Los partidos del progresismo, deben honrar el compromiso asumido ante la ciudadanía, al sustentar al gobierno del presidente Boric. Parte del éxito electoral del presidente Boric, se debe a la amplia unidad de las fuerzas progresistas. Para las personas comunes y silvestres, es inentendible, que partidos que comparten responsabilidades en un gobierno, decidan competir en listas separadas, habiendo tanto en juego. Los partidos del socialismo democrático ya discutieron y resolvieron esta cuestión, cuando decidieron integrarse como coalición al gobierno.

No parece razonable, ni presentable, esgrimir argumentos subalternos, para buscar diferenciarse. Dicho accionar confunde a la ciudadanía, y sólo avizora nuevos retrocesos electorales. La ciudadanía premia, la coherencia, la consistencia, tanto de las fuerzas de gobierno, como de las de oposición. El oportunismo político, es tan nefasto como el populismo. Y la historia reciente, nos muestra a donde llevaron las aventuras personales en política, sólo al fracaso y al olvido. Existe una gran riqueza en el largo proceso de reconstrucción democrática, debemos honra a la coalición política más exitosa, de nuestra historia. Por el bien de Chile, la unidad del progresismo espera.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 30 de enero de 2023.-