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“El triángulo de la migración: venezolanos con destino a Chile”, por Manuel Rodríguez

“El triángulo de la migración: venezolanos con destino a Chile”, por Manuel Rodríguez

Desde hace varios años, cientos y miles de ciudadanos venezolanos, han tomado los caminos que salen de su país, golpeados por la crisis económica, las sanciones estadounidenses y el conflicto social y político, y se han puesto en movimiento hacia otros horizontes.

Se fueron a Brasil, a Estados Unidos, a México, a América Central y muchos recorrieron las rutas de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, para llegar a Chile. Se enfrentaron a los negociantes y aprovechadores de todo género, muchos migrantes venezolanos quedaron «varados» en sus países de tránsito cuando vino la pandemia covid19 y se cerraron las fronteras. No son venezolanos pobres en su gran mayoría, son personas principalmente de clase media, que reunieron el dinero necesario para hacer la larga travesía.

Toda migración forzada es un drama humano y familiar.

Y llegaron a la frontera peruana y boliviana y se encontraron con los coyotes, con los traficantes, con los inescrupulosos que lucran con el tráfico humano y varios miles se acercaron a la frontera chilena sin pasaportes, sin documentación, inspirados por algún político irresponsable que los invitó. Entre medio de esta oleada inesperada de migrantes, lograron infiltrarse bandas delictivas, las que deben ser perseguidas y reprimidas por la acción policial en el marco de un Estado de Derecho y con todo el rigor de la ley.

Otros migrantes ingresaron desde Bolivia a Argentina y llegaron a las regiones australes de Chile, atravesando la cordillera de los Andes, la misma que cruzaron cuando pasaron de Venezuela a Colombia en el norte de América del Sur.

En este contexto, estos migrantes se encontraron también con el discurso racista de algunos grupos extremistas y cierta prensa, que pretende confundir y mezclar delincuencia y migración, a contrapelo de la realidad social de cada país.

Este proceso migratorio que ha involucrado a más de 7 millones de venezolanos, constituye una responsabilidad de los Estados y de los gobiernos de todos los países que forman las rutas de la migración. En el escenario del cono Sur de América Latina, la responsabilidad de la diplomacia de Peru, Bolivia y Chile es primordial para enfrentar en forma coordinada y con sentido prospectivo y humanitario, las tareas de coordinar y organizar una gobernanza migratoria eficaz que responda a las necesidades esenciales de los migrantes.

No son números, no son porcentajes, no son delincuentes por el solo hecho de carecer de documentos o pasaportes, son personas, que se encuentran en situación de precariedad y de necesidad ante las cuales, los Estados y los gobiernos tienen un deber ético y de gestión pública eficaz. Gran tarea para la diplomacia latinoamericana.

Manuel Luis Rodríguez U.