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La suma de los contrarios está dando cero | Víctor Maldonado | Opinión

La suma de los contrarios está dando cero | Víctor Maldonado | Opinión

La única forma en que la aprobación de un texto constitucional llegue a ser sinónimo de cierre del proceso es que represente el consenso de una amplia mayoría política. Si la disidencia es significativa, nada concluye.

Además, la labor constituyente tendría que, al final, sobreponerse a una amplia desconfianza ciudadana que se ha ido consolidando en la medida en que el trabajo de los consejeros se les ha ido haciendo distante y ajeno.

El trayecto desde el actual enquistamiento del proceso y una posible aceptación ciudadana se está haciendo más largo y esforzado.

Era bien difícil imaginar que a estas alturas no estuviéramos presenciando la lenta y esforzada confluencia que conocimos en la Comisión Experta. Pese a las tranquilizantes declaraciones iniciales, las votaciones han mantenido la demarcación de la frontera política básica con más o menos abstenciones.

Esta situación, extremadamente rígida, se explica por el amplio espacio que se ha dejado a la presencia de los debates de contingencia y a las consideraciones propias de una campaña presidencial, lo que añade una complejidad mayor.

Se realiza un gran esfuerzo por señalar que todo se hace con altura de miras, pero cuando estas declaraciones se repiten manteniendo las demarcaciones por bandos políticos, ni el más ingenuo de los observadores puede mantener la ilusión que se actuará con altruismo angelical.

Lo único que ha avanzado son las discrepancias, que ahora se han instalado al interior de los partidos de centroderecha. Por supuesto que, como dice Javier Macaya, tendremos un proyecto aceptable “haciéndole las adecuaciones necesarias en la etapa que viene”. Nada es más impecablemente acertado que una tautología, pero así no se avanza en nada.

Lo cierto es que Macaya busca adecuaciones a partir de una aprobación anticipada. Concediendo lo principal en la partida, no es mucho lo que se puede conseguir y se entrega la conducción a Republicanos. Será por eso que Evelyn Matthei responde lacónicamente: “ahí tenemos una diferencia de opinión”. No, lo que tienen es una diferencia estratégica.

Una variación hacia el entendimiento transversal significaría un golpe de timón cada vez más dramático. La posibilidad de que un giro tan brusco sea aceptado por la ciudadanía es bastante remota. Es pedirle mucho a una confianza pública ya muy desgastada. Patear el tablero también está al alcance de Republicanos.

¿Qué tiene que ver un proceso constitucional exitoso con movimientos drásticos de última hora? La búsqueda de acuerdos ampliamente mayoritarios es algo que debe estar presente desde el primer momento, no se puede realizar un movimiento de defensa de todos los demás actores contra el partido con mayor representación en el Consejo sin que este se radicalice todavía más.

Estamos entrando en un callejón sin puerta de salida. Dos cosas parecen ciertas. Primero, que los partidos firmantes del acuerdo que dio origen a la Comisión Experta buscarán proponer un texto más equilibrado que el que está siendo entregado por el Consejo. Segundo, que Republicanos puede hacer fracasar este intento. Esta es una suma que está dando cero como resultado final.