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Chile despide a Piñera | Ernesto Sepúlveda T. | Opinión

Chile despide a Piñera | Ernesto Sepúlveda T. | Opinión

Amigos y amigas, otra semana más en Chile. Y ésta, que pasó, remeció hasta al más impávido. Aún estábamos en todo el país, haciendo fuerzas, solidarizando y conmoviéndonos por el gigantesco incendio que truncó más de cien vidas, y se llevó los hogares y recuerdos de decenas de miles de personas. Pero estamos en Chile, y siempre puede pasar algo más. En esta ocasión fue el trágico accidente que produjo el fallecimiento del ex presidente Piñera. Un evento que dejó a todos consternados, “la muerte me está siguiendo desde el día que nací, compadre”, decía un famoso trovador. Y parece que vivimos ignorando esta verdad, la “pelá” llega el día menos pensado, y nos pilla desprevenidos. En este caso, un país entero, quedó incrédulo por varias horas, esperando la confirmación oficial, de lo que ya circulaba por las redes sociales. El dolor de su familia, fue acompañado por una reacción transversal de solidaridad. El mes de febrero traía más desafíos al presidente Boric, ya muy afectado por las escenas de dolor en los cerros de Viña y Quilpué, debido al incendio. Le correspondió hacer frente a la partida de Sebastián Piñera, y es por todos reconocido, que lo hizo con la formalidad y solemnidad que la ocasión ameritaba. Disponiendo de inmediato tres días de duelo nacional, y que se rindiera honores al ex presidente, en un funeral de estado. El escenario principal fue la sede del congreso nacional en Santiago, allí se efectuó el velatorio, con toda la pompa que el protocolo dispone. Por allí desfilaron miles de personas de a pie, modestos hombres y mujeres que alguna vez participaron en sus campañas, o bien estaban agradecidos por su gestión como presidente. Creo que, de algún modo, ver a tanta gente del pueblo, homenajeando al difunto, descolocó su resto, a los partidos de izquierda. Eso no impidió, que mandatados por el presidente Boric, sus principales ministros y ministras del gabinete, hicieran guardia de honor, al féretro. Declaraciones apropiadas y respetuosas las hubo, hasta del ex precandidato presidencial, Daniel Jadue. En las antípodas políticas de Piñera, incluso el liderazgo del PC, expresó sus condolencias, aunque no se hizo presente en el velorio. Un punto alto lo pusieron la guardia de honor de la presidenta Bachelet, junto al presidente Eduardo Frei, y al presidente del Senado, Juan Antonio Coloma. Un hecho más valorado y destacado fuera del país, que aquí dentro. La imagen es un poderoso símbolo de nuestra estabilidad institucional, y de la calidad de nuestra convivencia democrática. Una escena impensada en otros países de la región, incluso de otras latitudes. No vamos a detallar acá, el sinnúmero de gestos, los múltiples actos, que el rito del funeral de estado, contuvo. Sólo decir, que impresionó a todos, en particular a la familia del ex presidente Piñera, las atenciones, y la actitud de respeto, de cariño y delicadeza, que demostró desde el primer momento, el presidente Gabriel Boric. En medio de la adversidad que se enfrentaba con los incendios de la región de Valparaíso, se dio el tiempo para acompañar a la familia, y demostrar pública y abiertamente, el respeto que se merece un ex presidente. También tuvo gestos propios de su carácter, abrazando efusivamente a la viuda y sus hijos. Punto aparte su discurso de homenaje en la iglesia catedral. No fueron simples palabras de buena crianza, el presidente fue capaz de sintetizar en su discurso, lo mejor de nuestra tradición republicana, valorando el aporte del adversario que parte. Pero también, y quizás en lo que sacó más ronchas, en un sector político, fue el reconocimiento de que, durante el segundo mandato de Piñera, la oposición fue más lejos de lo razonable. En ningún momento el presidente, morigeró, o atenuó, la firme defensa que la oposición hizo contra las violaciones a los DDHH, ocurridas durante el estallido social. Dejó en claro que, en esa como en otras materias, tuvieron pensamientos y enfoques distintos. Pero, la valoración general que hizo del ex presidente, como un demócrata que defendió sus ideas, dentro del sistema democrático, gustó más en la derecha, que en el progresismo. No se ha dicho, pero está claro que persiste hasta hoy, un juicio crítico respecto de las decisiones del presidente Boric, en la hora clave. EL 15 de noviembre, el acuerdo que salvó la institucionalidad democrática, y restituyó la convivencia social pacífica en Chile, sólo fue suscrito por el diputado Gabriel Boric, y los partidos del socialismo democrático. La valoración que se hace del ex presidente Piñera, va en ese sentido. En la hora nona, estuvo por mantener la institucionalidad democrática, y no ceder a las presiones de la derecha extrema. Con la perspectiva del tiempo, con todo lo que hemos pasado como país en estos cinco años, fue totalmente acertada la decisión del ex presidente Piñera, y del sector de la oposición que concurrió a la celebración del acuerdo del 15 de noviembre.

La solemnidad, y la belleza de los distintos momentos del funeral de estado, emocionó a los de por allá y a los de por acá. Un acto digno de nuestra república, y que consoló en parte el dolor de la familia y seres queridos del ex presidente. Todo hasta ahí, con un tono de respeto y reconocimiento, transversales. Lo que hasta hoy día, no se entiende, y nadie explica, es el ambiente de alborozo, en que un grupo de ex miembros de los gabinetes de Piñera y dirigentes de los partidos de derecha, se tomaba fotos a la salida del congreso nacional, a metros de donde se velaba al ex presidente. Simplemente, chocante, verlos tan felices, chacoteando, como en un paseo de curso. Luego vinieron, para peor, las declaraciones a los medios, entre codazos, las figuras que pretenden las candidaturas municipales, y la presidencial. Sin ningún disimulo, tratando de estrujar, y sacar todo el provecho electoral posible de difunto. Lo más impactante, es que se decía más o menos, que el ex presidente que era pre candidato presidencial, ya no estaba, y por tanto había que seguir carrera con los que quedan. De pronto, los mejores amigos y mejores amigas del extinto mandatario, se multiplicaban por doquier, todos recordando supuestas anécdotas y confidencias. Como la memoria es frágil, hasta la protagonista de la “radio Kioto”, ahora era mejor y querida amiga, del ex presidente Piñera, barriendo bajo la alfombra, décadas de zancadillas y pasadas de cuenta. Daba vergüenza ajena, daba “Cringe” como dicen ahora, ver tanta cara sonriente, mientras la familia velaba a su deudo. Demás está comentar, las frases para el bronce que se mandaron algunos. Sólo como botón de muestra, el ex ministro de transportes, señor Errázuriz, quien sostuvo que el ex presidente era un genio, que era como Leonardo Da Vinci. Totalmente innecesario, el finado tuvo atributos de sobra. para triunfar en el ámbito de los negocios, donde amasó una de las mayores fortunas de Chile. Pero que fue capaz también de triunfar en la política, ni más ni menos, que ganando dos veces la presidencial. No es poco, ya eso daba para hacer buenos discursos de homenaje. Pero para cierto sector, al parecer nada es suficiente, y se cae en la exageración, cuando no en la mentira, atribuyendo al finado, logros que no tuvo. En lo personal, me quedo con el discurso de la presidenta Bachelet, que, valorando la notable carrera política de Piñera, cuenta que este le consultaba, durante esos aciagos días de 2019, y como por iniciativa del ex presidente se solicitó a la ONU, enviará una misión a investigar las denuncias de violaciones a los DDHH. También lo que el presidente Boric, señaló en su discurso, cuando cuenta que llamó muy tarde esa misma semana al ex presidente Piñera, para comentarle del desafío de la reconstrucción de Viña y Quilpué, y también de otros temas de la contingencia política. Y refiere como, pese a la hora, el ex mandatario no solo le responde, sino compromete su apoyo. Esto amigos y amigas, es lo que vale la pena recordar, el hombre no fue un santo, al igual que la mayoría de nosotros. Pero no tenía que serlo, tenía que servir al pueblo de Chile, según su mejor saber y entender, de acuerdo a su circunstancia, con sus características personales, sus virtudes y defectos. Quedará a la historia juzgar la obra de sus dos gobiernos, y su aporte a la política chilena. Pero sin lugar a dudas, a su sector político le dejó una tarea, colaborar con el gobierno para la reconstrucción, y ser una oposición constructiva. Algunos de sus colaboradores cuentan que los había llamado, para iniciar ese trabajo, es de esperar que no desoigan ese llamado.

Nunca voté por Piñera, ni pensaba hacerlo si era candidato el próximo año, fui opositor a sus dos gobiernos, y pagué las consecuencias de serlo. Soy profundamente critico de su forma de hacer política, sin embargo, su partida intempestiva me dio pena, lo lamenté por su familia, pero también por Chile. El hombre fue un político de derecha, distante de los sectores más reaccionarios y conservadores, cumplía un rol de equilibrio, imprescindible hoy día, para destrabar el diálogo entre gobierno y oposición.

Ernesto Sepúlveda Tornero

Punta Arenas, lunes 12 de febrero 2024.-