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Sobrevivir en Santiago, la ciudad segregada – Ramón Arriagada

Sobrevivir en Santiago, la ciudad segregada – Ramón Arriagada

No es un secreto para nadie que Santiago es una ciudad segregada. Hace algunos años, ya un cómico de la envergadura de Coco Legrand, decía que en Chile todo se hace al revés en materia de movilidad social; en la capital del país, a diferencia de otras capitales latinoamericanas, los grupos de mayores ingresos se van a los cerros, dejando el plano a los sectores medios y pobres. Los sectores emergentes de la clase media profesional, en el afán de diferenciarse de su condición social anterior, los van siguiendo.

Esto que formaba parte de un libreto de humor cotidiano, hoy un estudio sociológico, ha procurado llevarlo a la comprobación y ha concluido, “El 60 % de quienes viven en sectores ABC1 provienen de comunas de menores ingresos”, siempre haciendo referencia a la ciudad de Santiago. El cono de alta renta, campo de la investigación – donde se realizó el estudio- corresponde a las comunas de Providencia, La Reina, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.

Me gusta cuando la academia sale a la calle a husmear la realidad social del país. Es lo que han hecho dos organismos académicos como los son el COES y la Universidad Diego Portales (UDP) para conocer las motivaciones de los integrantes del grupo socioeconómico ABC1, sobre todo luego de los resultados de la última elección presidencial, cuando en la segunda vuelta- se afirmó – hubo sectores de la población que fueron proclives a la propaganda dirigida a generar el fantasma de la inestabilidad social y económica si no triunfaba en candidato Piñera.

El domingo último, un resumen del estudio fue publicado por el diario “La Tercera”, entregando resultados tan significativos como los referidos a movilidad social, que ahora los nuevos sociólogos llaman “formas de reproducción social”, en este caso, en la clase media alta en Chile. El estudio ratifica la percepción de por qué sus integrantes privilegian lugares de residencia.

El estrato social ABC1, piensa que dicha residencia permite tener un buen nivel educacional en los colegios de élite emplazados en ciertos lugares y no repartidos de manera equitativa en todas las comunas de Santiago. Eligen colegios que tienen cuotas de ingresos muy altas y en los que la familia haya estudiado.

Otros de los aspectos que se privilegia, después del nivel educacional, es “la posibilidad de contactos”, pues los sectores medios altos valoran que, adicionalmente, el colegio desarrolle el pensamiento crítico, habilidades artísticas y que aprendan otras lenguas. En la elección consideran la opinión de sus redes de amistad y les importa el contacto social que se obtenga del colegio. El “tener buenos contactos” interesa al 37.9 % de los encuestados del ABC1, en tanto que ese aspecto interesa sólo 23.8 % a los integrantes de otros grupos socioeconómicos.

La importancia que los integrantes del ABC1 le dan al nivel educacional y al capital cultural (acceso al teatro, al cine y otras expresiones), es vital como mecanismo de distinción. El estudio señala algo relevante: los sectores medios altos se desplazan progresivamente al cono de alta renta y a zonas periurbanas en el norte de la región Metropolitana; sus padres tenían estatus más bien bajos, luego ellos tienen status medios y aspiran a que sus hijos tengan estatus altos. “El sector ABC1 prioriza contactos, disciplina en el ahorro, fe religiosa, padres con alto nivel educativo y la buena pinta”, señala María Luisa Méndez, directora de Sociología de la Universidad patrocinadora del estudio.

Luego, concluye la investigadora, apoyándose en el estudio realizado, “Donde estás criando a tus hijos importa para su futuro, está muy orientado al capital social que se cultiva en todo ese ámbito; dónde vivo, con quién hago esas prácticas y a quién conozco”. Los ejes centrales, afirma el estudio, son priorizar el colegio y el lugar de residencia, patrones de conductas inalterables, “del que nadie se sale”; en esto no hay licencias, como irse a vivir a provincia. Son los costos que se debe pagar para, en el futuro, ser parte de las élites centralistas del poder.