Catorce camiones no hacen verano…por Dalivor Eterovic, Consejero Regional por Magallanes
Las semanas transcurren convulsionadas, se abren espacios de intensos debates. Los “unos” critican y dan cuenta de preclaras visiones que si se hubiesen tomado en cuenta, habrían evitado los errores de los “otros”. Todos sabemos que después ya no vale… y también sabemos que hay que estar dentro, hay que ser parte del asunto para, por una parte tener todos los antecedentes y por otra actuar de modo que nuestras acciones influyan realmente.
Lo demás es hablar para la galería y eso de poco sirve.
Lo dicho es aplicable a cualquier conflicto, a cualquier situación, ya sea un cambio de gabinete o una decisión política de cualquier especie que siempre va a tener consecuencias, a la instalación de una reforma y a todo aquello que signifique tomar decisiones y en definitiva gobernar.
Ahora bien., la vorágine de la información y las imágenes es tan avasalladora que a excepción de quienes tienen toda la información o son parte del origen de los conflictos, para los demás nos es muy difícil y hasta imposible por momentos, definir que es lo que realmente está en juego o en el centro de tanta información y versiones encontradas.
Para la mayoría de los chilenos en los últimos días se ha vivido un conflicto entre el gobierno y el gremio de los camioneros.
Sin embargo el conflicto vivido nada tiene que ver con los miles de camioneros que transitan diariamente por el país conectando extremos y abasteciendo a millones de chilenos y su actividad económica (más de 200.000 camiones según cifras INE).
Si es un intento más de la UDI de generar oposición al gobierno al movilizar 14 camiones a Santiago. Ya lo hicieron antes movilizando jóvenes en buses desde el barrio alto para oponerse a la píldora del día después, también lo hicieron en el caso del aborto.
Los catorce camiones llegaron desde la Araucanía.
Y Lo que sí hay en la Araucanía es un profundo y centenario conflicto que se soluciona entregando territorio a quienes un día les fue arrebatado y eso claramente no es tan simple.
El estado de Chile ha invertido millones de dólares en este esfuerzo pero no es suficiente.
Parte del conflicto son las miles de hectáreas entregadas a la industria forestal y de la celulosa, pinos y eucaliptus que inhiben la vida de cualquier otra forma de flora y fauna nativas y que por ende, atentan contra el pueblo Mapuche y su forma de vida. Lo anterior con el apoyo del propio estado chileno que subsidia y devuelve los recursos que la industria invierte en forestación de especies introducidas y nocivas.(Herencia de la dictadura que debe ser derogada)
También son parte del conflicto la pobreza, la marginación, la relegación a tierras de mala calidad, en definitiva el maltrato al que se somete a todo el pueblo mapuche.
Es parte del conflicto no tener acceso al agua potable o para el riego, es parte del conflicto ser discriminado cotidianamente, es parte del conflicto ser vejado a diario por el patrón dueño de la tierra.
Es parte del conflicto que todo tiene un límite, que los hijos de los hijos de los hijos tienen todo el derecho a acumular rabia e impotencia y tienen todo el derecho a rebelarse ante tanta injustiia.
Es parte del conflicto que los territorios que un día fueron Mapuche, hoy sean lugar de veraneo de los poderosos, que estén militarizados y sectores interesados pidan aun mas intervención armada.
Aunque usted no lo crea, este no es un conflicto gremial de los camioneros. Ni en contra de la delincuencia o el terrorismo, este sigue siendo un conflicto social y la UDI que hoy está políticamente anulada y desfila por los tribunales de justicia para explicar sus negociados pretende utilizarlo para desestabilizar el gobierno y detener las reformas.
PD: Si las reformas son tan malas como la derecha dice ¿Por qué ponerse?