Neurología infantil del Hospital Clínico desarrolla constante labor para lograr una mejor calidad de vida para los niños y niñas con parálisis cerebral
Desde hace más de diez años adquiere costoso medicamento que ayuda a la rehabilitación de los menores.
Fundamental ha sido el compromiso de la Dra. Claudia Amarales, quien a pesar de estar radicada en otra región, ha venido cada seis meses a administrar el medicamento.
El año 2002 el Hospital Regional, actualmente Hospital Clínico de Magallanes, (HCM) inició una importante labor en la rehabilitación de niños y niñas diagnosticados con parálisis cerebral. Desde esa fecha hasta la actualidad los pacientes pediátricos reciben gratuitamente un tratamiento en base a toxina botulínica, medicamento utilizado para disminuir la espasticidad (rigidez muscular), y que repercute positivamente el proceso de rehabilitación de los menores y en la calidad de vida.
La Doctora Loreto Llanos, Jefa de Neuropsiquiatría infantil del HCM, explicó que los niños que tienen parálisis cerebral, sobre todo espástica, tienen el tono muscular muy aumentado y eso produce contracturas musculares y deterioro en lo que es desarrollo psicomotor. ”La toxina botulínica se utiliza con un efecto de bloqueo de la placa neuromuscular para que relaje el músculo y poder hacer una rehabilitación posterior muchísimo mejor, por lo tanto, es súper importante que también estemos coordinados con el Centro de Rehabilitación porque tienen que aumentar el número de terapias posteriores a la administración de la toxina para que esto funcione”. Agregó que su efecto se prolonga aproximadamente por seis meses y después hay que volver a inyectarla.
Por este motivo, la Dra. Claudia Amarales, neuróloga magallánica, actualmente radicada en Viña del Mar, realizó en el mes de enero una ronda médica en el Hospital Clínico para aplicar esta toxina a ocho niños y, a su vez, traspasar sus conocimientos a la Dra. Marina de Polo, fisiatra, que se incorporó recientemente al HCM. En este sentido, la especialista Llanos explicó que “después que la Dra. Amarales se fue, la verdad es que nos quedamos falentes de este recurso y ella en realidad en forma voluntaria y de muy buena disposición, ha venido todas las veces que le hemos solicitado y ha podido a colocar la toxina botulínica para que los pacientes no queden sin este tratamiento”.
Agregó la Jefa de Neuropsiquiatría Infantil, que en esta ocasión la Dra. Amarales durante su permanencia en el Hospital trabajó con la Dra. Marina De Polo, quien además ya se había ido a capacitar con anterioridad al Centro Teletón en Santiago. Las dos estuvieron encargadas de administrar el medicamento, con la idea de que la Dra. De Polo se quede posteriormente asumiendo esta función. ”Los pacientes están muy contentos porque en realidad es una terapia que es cara y que obviamente la financia el hospital. Son pacientes beneficiarios que la verdad que por el costo de la toxina botulínica probablemente no podrían hacerlo del punto de vista económico”, acotó.
Padres Reconocen Aporte del Medicamento
Los padres de los niños beneficiados entregaron sus testimonios, reconociendo la importancia de este tratamiento en base a la toxina botulínica.
La mamá de Maxiliano Fernández, de cinco años, indica que esta es la cuarta vez que se le aplica esta toxina. “Maxi nació con una parálisis cerebral y el botox le ayuda para el tema de la marcha y para poder caminar bien. Sin la toxina es mucha más difícil, porque cojea, tiene más dificultad. Con el tratamiento, puede correr y caminar mejor, se nota mucho el cambio”, explicó.
Manuel Cisternas, papá de Simón, comentó que es segunda vez que la administran el medicamento, actúa en su musculatura y con u, intensivo trabajo en kinesioterapia mejora su movilidad.
Compromiso permanente con los niños de la región
La Dra. Claudia Amarales fue la primera especialista en neurología infantil que llegó a radicarse y a trabajar en Magallanes. Inició su trabajo el año 1991 atendiendo a no más de 12 niños en el Centros de Rehabilitación, que funcionaba en aquel entonces en calle O’Higgins con Maipú.
A través de su trabajo en el Hospital Regional y en coordinación con el Centro, el año 2002 invitó a dos neurólogos de Santiago para dictar un taller y así iniciar en Magallanes la aplicación de la toxina botulínica a los niños y niñas con (parálisis cerebral) espasticidad.
La Dra. Amarales explica que “partimos el año 2002 con esto de administrar la toxina, primero una vez al año, después dos veces al año, y ya llevamos catorce años en este proceso. Lo que nosotros vemos es que los niños tienen menos luxaciones de cadera que antes del uso de toxina y, por ende, han mejorado su calidad de vida ya que en realidad el aumento del tono muscular también produce dolor, genera trastornos del sueño, entonces, hemos visto menos luxaciones de cadera, hemos visto mejores resultados con la rehabilitación, hay niños que han logrado sentarse con este tratamiento. Nosotros pensamos que es gracias a la toxina más la rehabilitación, porque la toxina sola no logra nada. Con este tratamiento integral se previene además, pie de equino, mejoran las posturas, la calidad del sueño, tiene un efecto en varios aspectos”, acotó.
La neuróloga infantil después de su alejamiento de la región, ha mantenido su compromiso, logrando trasladarse a lo menos dos veces al año, desde el 2015, a la fecha, para administrar la toxina a los niños y niñas con parálisis.
La neuróloga infantil enfatizó que la idea es que se mantenga el trabajo, que los niños sigan manteniendo el beneficio. “Creo que hay que destacar que en muy pocos hospitales de Chile compran la toxina. Lo que aquí existe realmente es un privilegio enorme, porque, hay un compromiso de la región y de éste hospital con los niños con discapacidad. Cada frasco de toxina cuesta como $200.000 y nosotros le administramos como 2 ó 3 frascos a cada niño. El hospital se ha preocupado de que venga una fisiatra, de comprar la toxina, de traerme a mí para que yo venga y de que este programa siga y que se mantenga este trabajo de aquí para adelante”.
La Dra. Llanos destacó el compromiso y trabajo de la Dra. Claudia Amarales, quien ha dispuesto todo su conocimiento y experiencia al servicio del Hospital Clínico y también de los niños y sus familias. Actualmente la doctora se desempeña como neuróloga pediátrica del Hospital Carlos Van Buren y como docente del Programa de Formación de Neurología Infantil de la Universidad de Valparaíso.

