“Aeropuerto: no sólo para el turismo, también para los natalinos”, Por Ramón Arriagada

Con el último vuelo de la temporada de la línea aérea Latam, vamos volviendo a nuestra realidad; todo volverá a fojas cero, cuando a mediados de marzo, terminen los vuelos programados por Sky Airlines hacia Puerto Natales. El convencimiento que las ampliaciones, y por ende, las inversiones en el aeropuerto nuestro fueron realizadas para cumplir con las exigencias estacionales del turismo.
Ahí quedarán en la temporada baja, la utilización de los mejoramientos que costaron 11 mil millones de pesos, y que llenaron de regocijo a los ciudadanos natalinos, cuando llegó la Presidenta Bachelet a reinaugurarlos, recién a comienzos de diciembre pasado. Entonces, ya no habrá justificación desde el punto de vista de la aeronavegación, para seguir manteniendo los servicios propios de la seguridad y maniobras de las aeronaves. Por lo tanto, ni siquiera seremos un aeropuerto de alternativa, cuando por razones climáticas el principal aeropuerto regional esté en condiciones adversas.
Fueron muchas las voluntades que aplaudieron la política del gobierno para materializar el llamado Plan Especial de Desarrollo para Zonas Extremas. El énfasis que se daba en romper con el aislamiento de Magallanes y Aysén, no había sido emprendido por ningún otro gobierno, con las características de una política oficial y estructurada. La Cámara de Turismo de Ultima Esperanza, pese a que la iniciativa provenía de las fuerzas organizadas de la parte sur de Aysén, apoyó entusiastamente la unión marítima entre Tortel Y Puerto Natales.
Los resultados de dicha conexión están a la vista. Semana tras semana, la nave que hace el recorrido, pasando por Puerto Edén, se ha transformado en la proyección de la Carretera Austral. En intercambio comercial entre Puerto Natales y los habitantes aiseninos de la zona de influencia aumenta. Emociona saber, que hay ciudadanos chilenos, que mejorarán sus vidas, gracias a este medio de transporte. Pero, es dable reconocer, que ésta nueva realidad en el Archipiélago Patagónico, sólo ha sido posible gracias a la subvención de 2.376 millones de pesos anuales entregados a la firma que se adjudicó la navegación. Aporte estatal, imposible de imaginar en un gobierno, cuyos personeros, aboguen en forma implacable con políticas que rechacen toda subvención del Estado a los privados, y menos por razones tan fuertes, como son las de soberanía sobre territorios de tanto valor futuro, como lo son nuestros territorios que limitan con el Campo de Hielo Patagónico Sur.
En Puerto Natales, hay un consenso, la conexión aérea con el resto de Chile desde nuestra ciudad, con el tiempo se ha hecho imprescindible. Inconscientemente cada ciudadano natalino se siente integrado a Chile, estando presente la conexión aérea en su propio suelo. Creo, ha llegado la hora de abordar y asegurar dicha conexión, como una cuestión de Estado y de soberanía. En un pliego de peticiones, que considerara las necesidades de hoy de los habitantes de Ultima Esperanza, debiera estar la existencia de una subvención que asegure la llegada – a lo menos dos veces a la semana- de una aerolínea comercial.
Fueron tantos los años de un Estado ausente en ésta parte del territorio; tantos los años de dependencia económica de la República Argentina de Puerto Natales como apéndice poblacional; fueron tantos los años del centralismo económico de Punta Arenas en detrimento de su periferia. Correspondería que hubiera un pago histórico de culpas. Reconocer la porfía generosa de tantos habitantes natalinos que en su intento por hacer patria sucumbieron, pues la realidad, fue más fuerte que la idealización de un territorio postergado.