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De polo a polo: sensores “biomiméticos” medirán la temperatura de los océanos desde Canadá a la Antártica, informa el Centro IDEAL

De polo a polo: sensores “biomiméticos” medirán la temperatura de los océanos desde Canadá a la Antártica, informa el Centro IDEAL

Andrea Navarro, desde península Antártica. 

“Pole to Pole Marine Biodiversity Observation Network of the Americas” es el nombre de la red internacional de más de 30 investigadores de ciencias marinas que tiene como propósito realizar un levantamiento de información a lo largo de todo el continente americano para la conservación de la biodiversidad de los ecosistemas marinos.

El científico del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y académico de la Universidad de Concepción (UdeC)Dr. Erasmo Macaya Horta, es uno de los pocos chilenos que forma parte de la red. En ese contexto y en el marco de la Expedición Científica Antártica (ECA) 55, el investigador instaló ocho sensores biomiméticos que medirán la temperatura del océano Austral.

Los equipos fueron ubicados en lugares sombríos y soleados de la costa rocosa de bahía Fildes, isla Rey Jorge, península Antártica. Permanecerán un año allí, otorgarán datos cada una hora y están hechos con tecnología NFC (Near Field Communication), lo que significa que solo con un teléfono celular es posible extraer la data, la que posteriormente puede ser enviada vía whatsapp o correo electrónico.

“Habitualmente, para descargar este tipo de datos, los científicos debemos extraer el sensor y conectarlo a un computador con un lector específico. Desde esa perspectiva, esta tecnología es mucho más amigable, pues facilita el acceso a la información y evita pérdidas del registro. Solo es necesario tener la aplicación en el celular y acercar éste al dispositivo”, explica el Dr. Macaya.

Los sensores se encuentran insertos en conchas reales de moluscos o simulan la forma de algunas lapas. Foto: Erasmo Macaya.

Pese a que los equipos, que se encuentran insertos en conchas reales de moluscos o simulan la forma de algunas lapas, ya fueron instalados en las costas de Estados Unidos, México, Brasil, Ecuador, Costa Rica, Argentina, Colombia, Canadá e Islas Vírgenes, es primera vez que se ubican en la Antártica.

La información que otorguen los sensores, que fueron marcados con GPS para posteriormente ser recuperados, será contrarrestada con observaciones de un muestreo de terreno en el sector intermareal rocoso de bahía Fildes, donde existe una dominancia principalmente de algas pardas y una alta biodiversidad de crustáceos pequeños, como pulgas de mar.

En febrero de 2020, el Dr. Macaya volverá a bahía Fildes para extraer los sensores y comenzar a trabajar la data del océano Austral en conjunto con los registros de los otros países. “La idea es que la información recopilada ayude a las naciones a tomar las directrices correctas en materia de conservación de la biodiversidad”, concluye el investigador.