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Un minuto de silencio para alcanzar el cambio – Rodolfo Cárdenas – Opinión

Un minuto de silencio para alcanzar el cambio – Rodolfo Cárdenas – Opinión


Al comenzar estas líneas resulta fundamental solicitar un minuto de silencio por aquellos hombres y mujeres que han sido víctimas de la pandemia, y a sus familias un fraternal abrazo reconociendo lo difícil que resulta la pérdida de un ser querido en este  contexto sociosanitario de gran estrés y conmoción social, y lo importante de seguir promoviendo el cuidado comunitario, reforzando las conductas de protección individual y colectiva,  así como la necesidad de una nación que cuida, y acompaña. 
También es el minuto de la oportunidad y la reconversión, de generar un cambio en la forma en que se establecen las políticas locales, salir de la incapacidad de liderazgo, trazando una planificación centrada en las personas y el desarrollo de las ciudades, por ello resulta fundamental en el caso de los fueguinos y magallanicos, de volver a pensar en los cimientos y dar forma a nuevas estructuras,  tanto en lo vincular como en las bases socioculturales en que se sustentan las leyes que nos rigen, aprobando una nueva constitución,  donde se refleje nuestra forma de establecer una relación sustentable con el medio ambiente, por que el cuidado es nuestro deber pero también es la forma de hacer crecer el territorio, por ello, la descentralización,  es una buena manera de crear y promover capital humano local, disminuir la burocracia y las brechas de acceso a las prestaciones sociales. 
Es el tiempo para que la ciudadanía y el planeta se tome un respiro, profundizando nuestro rol con la arborización del territorio, con el cuidado del agua, el mar, los glaciares y las estepas patagónicas, con crear mejores condiciones para la vida urbana y rural, para estar preparados para los desafíos que nos impone una ciudad o un barrio conectado, conectado con  el ser humano, con el vecino del barrio, por tanto,  la tecnología al servicio de la comunidad, para que el confinamiento que marca nuestra salud emocional y física actual, no sea excusa para perpetuar el aislamiento físico o social,  sino la vía para el desarrollo y profundización de los lazos afectivos de las familias y el crecimiento integral de las ciudades de nuestra extensa geografía,  de la ciencia, la cultura, la educación pública. 
El reconocimiento de nuestras riquezas, identidad y patrimonio otorgarán un valor agregado a nuestras  ciudades,  como también a nuestro sector económico, y laboral que requiere contar con apoyo por parte de la institucionalidad del Estado, como por ejemplo,  con la ampliación y mejora de las leyes de exención para Tierra del Fuego, con infraestructura pública que se sustente en un plan maestro para repensar el presente pero también planificar el futuro, a mediano y largo plazo, con nuevos liderazgos para trazar un porvenir para más allá  del 2030, por que no debemos ponernos límites, ya que cada día es una gran oportunidad de cambio, como lo ha sido el Plan Especial de Zonas Extremas.
Los desafíos de hoy,  son las metas del mañana, y para eso el trabajo en equipo, la participación ciudadana y el compromiso de todos y todas es fundamental, para transformar los cristales de escarcha de la hibernación actual en agua cristalina que de vida y bienestar colectivo.