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26 de febrero de 1984: el «Puntarenazo»

26 de febrero de 1984: el «Puntarenazo»

En un día como hoy se conmemora el Puntarenazo.

Tras la llegada del Presidente Augusto Pinochet a Punta Arenas el viernes 24 de febrero, se realizaron diversas manifestaciones de protesta en la ciudad convocadas por la Coordinadora de Pobladores, MUDECHI y el Grupo de los 24. Ese día, se realizó una misa en memoria de Tucapel Jimenez en la Catedral de Punta Arenas y luego sus asistentes marcharon por el centro de la ciudad, donde se produjeron enfrentamientos con la policía.

En la ocasión, un obrero que participaba en la marcha fue atropellado por una camioneta en la esquina de Diagonal Don Bosco, aumentando la tensión en la ciudad.

El sábado 25 de febrero se realizó un cabildo popular en el templo de la parroquia Fátima de la Población 18 de Septiembre, organizado por el opositor Grupo de los 24 y otras organizaciones sociales de oposición a la dictadura.   Al término del cabildo, una pobladora lanzó un llamado a reunirse al día siguiente en la Plaza Muñoz Gamero de Punta Arenas para protestar en presencia del dictador.

El domingo 26 de febrero, día en que se había programado un acto de homenaje a Augusto Pinochet en la Plaza Muñoz Gamero de Punta Arenas, fue escogido para realizar la protesta principal. Desde las 10:30 de la mañana comenzaron a llegar los manifestantes, que se agruparon frente a la Iglesia Catedral, mientras los partidarios del mandatario se congregaban frente al edificio corporativo de la ENAP, en especial grupos de conscriptos de civil.

Al mediodía Pinochet llegó a la Plaza Muñoz Gamero, encontrándose con una masa de unos 300 manifestantes opositores que le gritaban frases como «¡Y va a caer, y va a caer!» y «¡Asesino, asesino!». Uno de los asistentes, incluso, lanzó un conejo muerto a Pinochet, que le manchó el traje.

Efectivos de Carabineros comenzaron a reprimir la protesta, ante lo cual, los manifestantes decidieron refugiarse en la Catedral, donde en ese momento concluía la misa dominicial, causando confusión entre los feligreses.

Pinochet, a quien se le vio furioso por el incidente, decidió irse al Hotel Cabo de Hornos de la ciudad. La Iglesia Catedral estuvo rodeada por conscriptos de civil hasta alrededor de las 17:00 horas, tras lo cual los manifestantes pudieron abandonar en buses el templo católico.