A lo que hemos llegado: La tecnocracia y la meritocracia, base de la democracia representativa en nuestro país – Dalivor Eterovic Díaz – Opinión

Existe hoy y desde hace ya décadas en nuestro país un perfil de “candidatos ideales”, destinados a administrar lo que existe y a perpetuar el actual estado de cosas. Lamentablemente estos sujetos no solo son la base de la administración en general, sino que son considerados como los garantes nuestra democracia representativa nacional.
Sólo se considera que nuestra democracia es legítima, si el ciudadano puede elegir entre quienes se considera legítimos aspirantes, dignos representantes. De lo contrario peligra la democracia cuando los y las candidatas escapan a este perfil.
Para quien escribe estas líneas, es evidente que el escenario político nacional esta superpoblado de actores que se esfuerzan en mostrar sus dotes de tecnicos, especialistas o expertos en cualquier cosa, los llamamos tecnócratas. Estos sujetos se promueven, publicitan y venden a sí mismos, como la mejor solución a los más diversos problemas y por estos tiempos, muy especialmente, enfatizan en los problemas que aquejan a la Señora María. Hoy un buen tecnócrata, debe también tener un lado humano y social. Habilidades blandas es la definición técnica que imparte el aula neoliberal.
Este perfil, no solo intenta proyectar una imagen confiable, sino que actúa y se conduce con la misma miopía. Es decir no caben mayores análisis, no existen las alternativas políticas, éticas o de otro orden, como no sean las recetas aprendidas y el cumplimiento de las instrucciones recibidas.
Al mismo tiempo el escenario es compartido por otro grupo de actores, cuyo guion está basado solo en sus meritos personales, los llamamos Meritócratas o cultores de la meritocracia. Se consideran poseedores de características propias y únicas que en el actual sistema, (el cual cuidan y que han contribuido a construir), los hacen aun mejores candidatos a llenar los cupos que se requieren para resolver problemas que nadie ha podido o sabido abordar antes. Naturalmente también han aprendido eso de las habilidades blandas, por lo tanto dicen conocer mejor que nadie, los problemas de la señora María. Mal que mal siempre tienen gente a su servicio y es lindo demostrarles comprensión y ternura.
La combinación de un tecnócrata meritócratico, por supuesto es habitual.
También se observa en estos perfiles o especies, tanto tecnócratas como meritócratas, una inefable postura de superioridad. Una suerte de halo que los acompaña en sus desplazamientos, dando cuenta de la encarnación del sacrificio, la tenacidad y el esfuerzo propio. Son personas mesuradas, como todo buen sabio, siempre mantienen la calma. Nunca pierden el tiempo en conflictos que consideran inútiles. Todos estos atributos han sido adquiridos con gran rigurosidad.
Así, con un poco mas de conocimientos y moviéndose en el ambiente adecuado y en el tiempo adecuado, pueden llegar a ser considerados seres descollantes y sobresalientes respecto de sus pares. Independientemente del nivel en que se mueva. Luego son considerados los más adecuados para determinadas funciones. Es lo que el modelo actual y el sistema democrático chileno reproduce como la imagen de la confiabilidad y el éxito.
También es parte del código, el jamás reconocer que sus logros contaron con el esfuerzo y el apoyo que les brindaron, no es dable suponer que a estas lumbreras se les regalara nada, aun cuando las becas pagadas por todos, los estudios y viajes financiados por el estado, los perfeccionamientos y el apoyo de personas, sean pilar de esta construcción.
Fundamental en estas magnas carreras al poder y la influencia es transmitir que para llegar ahí no ha existido ni un biso de traición, infamia, o uso de influencias. Todo ha sido prístino y legitimo. Tampoco se puede dejar entrever que para mantenerse ahí, se debe chantajear a todo el que dependa de una decisión propia. Es decir que el que requiere ayuda. Paga!
Tampoco para estos y estas, es dable suponer que cualquier ser humano que hubiese tenido las mismas oportunidades, contactos y relaciones, hubiese podido lograr lo mismo o más. En realidad les da lo mismo. Lo importante es lo que ellos han logrado y lo que seguirán obteniendo. Para estos sujetos, todo se debe solo al incomparable amor propio que los impulsa y al espíritu de superación que los caracteriza. A fin de cuentas, son individuos distintos y únicos.
Finalmente, es evidente que entre tecnócratas y meritocratas, no hay cabida para el trabajo colectivo. La participación efectiva y decisiva de otros es desechable, como no sea en lo estrictamente utilitario e imprescindible, pero también intrascendente.
Ya!… Esta bueno por hoy. Vea usted si lo que digo le hace sentido. Si los candidatos y candidatas que hoy abundan, caben en esta particular mirada. Si es así, decida bien. También hay gente digna, honesta que en definitiva es lo que hace y no solo lo que dice ser.
Dalivor Eterovic Díaz.
