En conmemoración del asalto y toma del Morro de Arica, realizan charla histórica en Liceo Sagrada Familia de Punta Arenas
En dependencias del Instituto Sagrada Familia y bajo estrictos protocolos Sanitarios, este viernes 4 de junio el Ste. Jorge Poblete Jara, perteneciente al Regimiento N.°10 Pudeto realizó una alocución patriótica con motivo de 141 años del Asalto y Toma del Morro de Arica, que de conmemora este 7 de junio, actividad que permitió conmemorar una de las batallas más importantes de nuestra historia.

El asalto y toma del Morro de Arica, 7 de junio de 1880.
El 7 de junio de 1880, el combate se inició por el sector de las baterías del Este a las 5:30 de la mañana, cuando aún todo estaba en oscuridad.
El despliegue del 3.º de Línea fue avistado por los centinelas de la batería Ciudadela a las 6:00 horas, rompiéndose los fuegos incluso antes de ordenarlo los comandantes. En el camino, se detonaron dos minas pero ocasionaron pocos daños y apenas detuvo el avance del 3.º de Línea a las órdenes de su 2°Jefe el Teniente Coronel José Antonio Gutierrez, quien asumió el mando de su regimiento durante el combate. Cuando llegó la primera ola de atacantes, tras una lluvia de balas, las fuerzas defensoras lograron contenerlas mediante un movimiento coordinado de fusilería, explosión de minas y bayonetas. Se ordenó una segunda oleada sobre las posiciones peruanas.
Las reducidas fuerzas defensoras fueron finalmente aplastadas por los chilenos que entraron por cientos en la batería. El subteniente chileno José Ignacio López capturó la bandera peruana. En la lucha murieron casi todos los defensores, entre los que destacaron el coronel Justo Arias jefe del batallón Granaderos de Tacna; el teniente coronel Francisco Cornejo, jefe del batallón Cazadores de Piérola, el sargento mayor Felipe Antonio de Zela, 2.º jefe del Granaderos de Tacna; el sargento mayor Genaro Vizcarra, 2.º jefe del Cazadores de Piérola, entre otros. El cabo peruano Alfredo Maldonado de 16 años, hizo volar la santabárbara de la batería y en la explosión murieron él, los pocos sobrevivientes heridos a su alrededor y varios chilenos —entre estos últimos, uno de los tres oficiales que izaban la bandera— que habían entrado en la batería Ciudadela.
Los regimientos 3.º y 4.º de Línea al haberse apoderado de los fuertes del Este y Ciudadela, no detuvieron su avance para esperar al regimiento Buin 1.º de Línea como se había planificado. Esto se debería a que en las filas del 4.º de Línea se oyó un grito que decía: ¡ Al Morro muchachos !, lo que habría hecho a las tropas olvidar la orden recibida y se precipitaran hacia el morro. El Buin les seguía un poco más atrás, pero no lograría participar en las acciones.
Cuando se inició el asalto a las baterías del Este, Bolognesi percibió que el ataque no sería desde el norte sino desde el este y ordenó que la 8.ª división peruana se dirigiera al Morro. En cerro Gordo se reagruparon con parte del batallón Artesanos de Tacna y resistieron el ataque chileno, principalmente del 4.º de Línea. Los artilleros de la batería baja del morro dispararon sobre las fuerzas chilenas que estaban en las baterías del Este, bombas y tarros de metralla. Medio batallón del Iquique Nº 33 y otro medio batallón del Tarapacá Nº 23 quedaron también en Cerro Gordo intentando resistir el ataque chileno mientras el resto subió al Morro.
En el morro, el coronel Bolognesi intentó hacer volar las minas en la cima, pero el mecanismo no funcionó. Los artilleros de la batería baja del morro se retiraron a la cima, haciendo volar uno de sus cañones. Una vez en la cima del Morro los atacantes, enfurecidos por el uso de minas que consideraban formas desleales de combate, desataron un feroz ataque sin dar cuartel a los defensores y que solo difícilmente pudo ser contenido por los oficiales chilenos.
Fue en ese momento de la lucha en el morro que murieron el teniente coronel Ramón Zavala , jefe del batallón Tarapacá Nº 23, y el teniente coronel Benigno Cornejo, segundo jefe de ese batallón, quedando herido en un brazo el teniente coronel Roque Saenz Peña. Luego murieron, cuando estaban reunidos los oficiales y jefes peruanos, el coronel Francisco Bolognesi comandante general de Arica y el capitán de navío Juan Guillermo Moore, jefe de las baterías del Morro. Los peruanos lograron hacer volar dos cañones Parrott de las baterías del Morro.
Finalmente, el 4.º de línea tomó a las 7:30 el morro —donde murió su comandante, el teniente coronel Juan José San Martín— y se mandó izar la bandera chilena, por el capitán del 4.º de línea, Ricardo Silva Arriagada.

