Crece autoabastecimiento y comercialización de hortalizas frescas en Puerto Williams

- Con ADN chilote y, en muchos casos, reconvertidos de la pesca artesanal, los nuevos agricultores de la ciudad más subantártica del planeta producen nobles lechugas, cilantro, papas, mizuna, acelga y otras especies que deleitan y esperan ansiosos los comensales que viven a orillas del canal Beagle, al menos durante los pocos meses de producción que permite el clima (octubre a abril). (BAJADA)
El aumento de invernaderos de policarbonato, cortinas corta viento, calidad del agua y capacitación permanente de INDAP son la receta que reconocen los campesinos de la comuna de Cabo de Hornos que -en esta temporada y por primera vez- comercializan de manera sostenida sus productos, transformándose en la mejor alternativa para los comensales del extremo austral del planeta.
Una historia que contrasta con el pasado reciente en que solo había hortalizas importadas que debían navegar miles de kilómetros antes de arribar a la comuna de Cabo de Hornos, perdiendo gusto, sabor y ostentando los precios de las hortalizas más caras de Chile.
“Hoy, toda la producción local se comercializa principalmente en hostales y locales comerciales. Se trata de un autoabastecimiento bastante importante para la comuna”, explicó Manuel Ulloa, coordinador del Programa de Desarrollo Local de INDAP de la comuna de Cabo de Hornos (PRODESAL).
Para el profesional el aumento de la producción agrícola se explica por la mejora de invernaderos y el aumento en la superficie de producción, cerca de 500 metros cuadrados bajo plástico y otra similar al aire libre. Y ya hay -asegura- seis proyectos aprobados para invernaderos de 120 metros cuadrados y otro de 80 metros cuadrados que tendrán dedicación exclusiva al cultivo de lechugas hidropónicas.
“Hemos logrado diversificar la producción, por ejemplo, con variedad de lechuga como la batavia, morada, verde. También hay kale, mizuna y el cultivo de papas que ha sido importante en el último tiempo”, precisó Ulloa.
La isla de 2.528 kilómetros cuadrados concentra una población que no supera los 2.700 habitantes, según el último censo. Y hay 41 usuarios de INDAP que participan activamente en el PRODESAL, enfocados en la producción hortícola, forestal, ganadera y artesanal.
El alcalde de Cabo de Hornos, Patricio Fernández, valora el crecimiento y la apuesta de INDAP en la zona y asegura que existe aún un enorme potencial para seguir creciendo.
“Hoy tenemos la estrategia de desarrollo regional y comunal y la agricultura es un tema importante. Además, la relación y el trabajo sostenido con los gobernadores regionales, nos ayudará a ir saneando la deuda que tenemos, como un matadero móvil, el transporte del ganado una vez al año o la falta de un laboratorio de marea roja. Confiamos en el regionalismo y estamos claro que Puerto Williams necesita seguir creciendo en la agricultura”, precisó Fernández.
Pasado chilote y pesquero
Los agricultores de Puerto Williams en su mayoría llegaron de Chiloé, con conocimientos silvoagropecuarios, y bajo las reglas de un arribo que respondió principalmente a la demanda de la pesca artesanal, con navegaciones por el canal Beagle y otros canales adyacentes.
Finalmente, esos recorridos, la tranquilidad y belleza del lugar, terminó enamorándolos y eligieron asentarse definitivamente en la zona, entusiasmando a la familia e iniciando emprendimientos agrícolas, todos apoyados por INDAP.
Delfo Muñoz, 55 años, es uno de ellos. Su parcela ubicada a 10 kilómetros al sureste de Puerto Williams tiene el estilo de la agricultura de Quemchi, con vistas al mar, en este caso al Canal Beagle.
“Vine de Chiloé, trabajé en pesca artesanal y con el tiempo compré una parcela y me dediqué a la agricultura y la venta de leña. Hoy, mi fuerte es la papa, lechuga, el cilantro, perejil, acelga, espinaca. Tenemos también mizuna verde y roja, pero la gente poco la conoce en la zona”, explica mientras muestra un invernadero de 120 metros cuadrados, de policarbonato, que estrenará esta temporada.
Orgulloso asegura que Puerto Williams produce las mejores hortalizas: “La gente valora la producción local. Y un ejemplo son las lechugas. Son mejores incluso que las de Punta Arenas, acá tienen un sabor y aroma increíble, ¿será por el agua? Ahora las que llegan de otros lados, esas sí que no tienen gusto ni sabor”, insiste.
José Gallardo Castro, 48 años, llegó el 2011 de Chonchi, a trabajar en la pesca y del 2016 arrienda un predio a Bienes Nacionales. Su objetivo: mejorar y fortalecer la agricultura de la zona.
“Ha sido difícil acostumbrarse, porque en Chonchi la tierra es buena, acá hay que trabajar un poco más, pero estamos saliendo adelante y con harto esfuerzo y apoyo del PRODESAL de INDAP. En la venta nos ha ido bien, porque la gente valora las hortalizas orgánicas que tenemos”, cuenta.
Desfilando hacia Navarino
Al otro extremo, a 10 kilómetro de la ciudad, camino a Navarino, Javier Godoy Chávez, 42 años, sueña con potenciar el agroturismo y aumentar la ganadería y agricultura en la zona. Ya tiene habilitado más de doce horas de un sendero que llama “Aromo” y cuenta con el único tractor doble tracción de la zona dedicado a la agricultura.
“INDAP me ha apoyado mucho, a todos acá. No podemos pensar la agricultura sin su aporte y capacitación. Este tractor es mi joyita y ayudó a varios vecinos. Estamos tratando de mantener en pie tradiciones y un trabajo que puede perderse. La ganadería y la agricultura son difíciles y se requiere la ayuda para salir adelante y tener un autoabastecimiento propio”, dice orgulloso. Hace pocos días fue informado que el predio que trabaja, después de varias décadas, por fin está a su nombre.
Uno de los momentos que más destaca fue el viaje de conocimientos que realizó a Estados Unidos, a conocer la realidad ganadera. Se trató de una gira técnica financiada gracias al convenio suscrito entre INDAP y el Gobierno Regional de Magallanes. “Fue increíble, porqueuno comparte experiencias, eso hace que uno aclare y amplíe las ideas, y llegue a su territorio, lo aplique y comparta la experiencia con sus vecinos”, valoró.
Una de las agricultoras de más experiencia es María Candelaria Alvarado Vidal, 81 años. Vive sola en el sector de Lum, a 38 kilómetros de Puerto Williams y se las arregla para producir hortalizas y criar animales. “A veces el tiempo no nos acompaña, pero estoy feliz con lo que hago, acá se me da todo lo que siembro, hay que dedicarle harto tiempo, pero el agua es muy buena, mire cómo crecen las lechugas, nada que ver con lo que llega de otros lados”, dice.
Su historia no ha sido fácil. casi un lustro atrás perdió toda su casa en un incendio. El aviso lo dieron en Ushuaia, Argentina que da justo al otro lado del Canal Beagle. “No salvé nada. Y la gente se portó muy bien. Ahora me cansó más que antes, y no puedo hacer todo con la misma energía, pero voy a seguir hasta que pueda”, explica.
Para el director regional de INDAP, Petar Bradasic, el apoyo a los agricultores de la zona más extrema del planeta responde a la necesidad de generar autoabastecimiento y dotar a todo el territorio de la infraestructura y conocimientos necesarios para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Magallanes, en este caso, con dieta saludable y necesaria.