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El Apruebo permite reformar desde lo nuevo | Víctor Maldonado R. | Opinión

El Apruebo permite reformar desde lo nuevo | Víctor Maldonado R. | Opinión


 

 
 
Una manera de enfrentar el debate del plebiscito de salida es identificar, primero, aquello que no estamos llamados a votar. No se nos convoca a decidir sobre un texto con el que estemos de acuerdo en todo o que nos agrade en la forma en que está redactado. Tampoco se pide que opinemos sobre la Convención.
 
El texto requiere de dos condiciones para que podamos votar a favor: que identifique adecuadamente los derechos fundamentales y que establezca una distribución equilibrada del poder, facilitando la constitución de mayorías.
 
Lo que importa en el debate que viene es identificar los criterios que vamos a usar para decidir. Si la nueva Constitución evita la concentración del poder y no produce problemas estructurales entre las diferentes instituciones y autoridades, entonces siembre va a ser mejor el Apruebo que el Rechazo.
 
La razón es sencilla: existe el tiempo suficiente para que introduzcamos las enmiendas y precisiones que se detecten como necesarias. En cambio, el Rechazo nos deja sin opción legitimada ni calendario para seguir avanzando.
 
La armonización y las normas transitorias terminan por definir el cuadro porque permite saber con precisión quiénes, cómo y cuándo se implementa «la bajada» de las normas. El tema de la legitimidad ya habrá sido resuelto.
 
Todo resulta más claro si caemos en la cuenta de que en septiembre no llegamos a la estación final, sino a una parada intermedia. Si opto por el Rechazo es para reemplazar la Constitución de otra forma; si Apruebo será también para incorporarle cambios en la nueva modalidad que se resuelva.
 
Ninguna opción perderá por completo, el Rechazo porque se cambiará igual la Constitución por otras vías; el Apruebo porque, de seguro, la nueva Carta se seguirá modificando y por años se debatirá sobre cómo aplicarla.
 
Lo decisivo es que nuevo texto se pueda modificar y adaptar de manera expedita. Una constitución pétrea sería inaceptable, pero no es lo que vamos a tener. Al revés, puede ser que, por ahora y en muchas materias, sea demasiado fácil cambiarla cuando entre en plena vigencia.
 
Los críticos dicen que un Presidente, populista o autoritario, puede establecer una dictadura si solo llegara a contar con una mayoría simple en el Congreso. Pero nadie ha sostenido que este Presidente y este Congreso tengan esa distorsión. Por lo mismo, si los ajustes se pueden introducir en el actual período presidencial, no hay razón suficiente para rechazar.
 
Ahora se escoge Constitución y socio político. Correa Sutil dice: «Voy a estar muy atento a lo que haga la derecha» para decidir. Hace bien, a partir de ahora tendrá que estar muy atento siempre a lo que haga la derecha. La manera de mantener una opinión autónoma es Aprobar anunciando las reformas a introducir.
 
Se puede tener muchos problemas en el futuro, pero no todos a la vez. No se producirá, simultáneamente, una caída en el autoritarismo y una falta de autoridad por una distribución atomizada del poder, un peligro muy presente.
 
Todavía estamos en una crisis de legitimidad de las instituciones, lo que se remedia con una participación ciudadana que permita sostener gobiernos con respaldo de mayoría y respeto de todos. Depende de nosotros llegar a puerto.