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La condición de la mujer y el trabajo femenino en Magallanes en los años de 1930 y 1940 | Historia Magallanes

La condición de la mujer y el trabajo femenino en Magallanes en los años de 1930 y 1940 | Historia Magallanes

Los primeros atisbos de un pensamiento obrero y feminista relativo a la condición de la mujer,
pueden encontrarse en numerosos artículos del periódico «El Trabajo» antes de 1920. Como ha podido apreciarse, la mujer en general aparece como desfigurada, o simplemente parece inexistente, en la abundante documentación de los sindicatos y federaciones sindicales.

En necesario reconocer que subyace -y ha subyacido históricamente- en el
pensamiento obrero chileno y magallánico un marcado machismo y paternalismo, que se
corresponde con tradiciones culturales profundamente arraigadas en los grupos humanos que
se fueron radicando en Magallanes.

Por otra parte, la posición de la mujer en el mundo del trabajo era particularmente
despreciada y mal vista. Al observar los avisos de empleo de la prensa, por lo menos durante
los primeros treinta años del siglo XX, resulta que el trabajo de «empleada doméstica»,
«sirviente» o «niña» -como se decía en los años 10- era lo más frecuente y eran empleos muy
mal pagados.

Generalmente no se les contrataba por escrito, sino que regía una suerte de convenio
de palabra, que, naturalmente, quedaba sometido al absoluto arbitrio de la dueña de casa o del
patrón. El trato que recibían esas mujeres, muchas de ellas jóvenes y procedentes de Chiloé
era poco respetuoso y despectivo, cuando no era algo condescendiente y paternalista.
En las casas de las familias acomodadas de Magallanes, las empleadas o sirvientas
contratadas «puertas adentro» se levantaban generalmente a las 6 de la mañana y sólo podían
retirarse a descansar al filo de la medianoche, cuando la cocina quedaba completamente
limpia y dispuesta para el día siguiente.

El primer antecedente de las organizaciones sociales de mujeres trabajadoras en
Magallanes, lo encontramos entre las planchadoras y operarias de la Lavandería Modelo en
1912 (con su mítica líder Natalia Tobar González, marchando al frente de sus mujeres, por las
calles de Punta Arenas…), pero habrían de pasar al menos veinte años, antes que se organice
en un Sindicato Femenino de Oficios Varios, el que se constituyó en 1929. El año anterior, en
1928 ya estaba constituida en Magallanes una Sociedad Femenina de Socorros Mutuos, pero
en general -hacia los años treinta y cuarenta- el mundo de las mutuales estaba dominado por
hombres.

Hacia 1931, en plena dictadura de Ibañez, el Sindicato Femenino de Oficios Varios,
dirigido en aquel entonces por Ana R. de Serantes (otra de las primeras líderes femeninas de
la historia sindical magallánica), presentó a la Convención de Asalariados un extenso pliego de
demandas enfocadas específicamente desde el punto de vista de la mujer magallánica del
pueblo.

En este documento, uno de los primeros textos sindicales femeninos escritos en
Magallanes se plantea entre otras ideas, la necesidad de la construcción de viviendas a precios
rebajados para las familias de los obreros radicados en Magallanes, la construcción de un
Mercado Municipal en Punta Arenas (que vendría a ser realidad solo diez años más tarde), el
otorgamiento de las vacaciones de invierno para los estudiantes dadas las condiciones
climáticas de la zona, y la necesidad de que se establezca una atención obstétrica públca y
gratuita, al alcance de las familias y las mujeres del pueblo.

Hacia 1937, en un «Comité Pro-Conmemoración del 1° de Mayo», integrado por
diversos gremios y partidos, figuraba una Sociedad de Mujeres Obreras, de efímera existencia.
Pero, paralela a la organización gremial y sindical de mujeres, aparecieron también en
los años treinta ciertas entidades vecinales y vinculadas a la educación, en las que las mujeres
ocuparon un lugar de honor: una era la Asociación de Padres de Familia, una suerte de
confederación de centros de padres y apoderados en los colegios, y la otra fue la Central de
Barrios que, desde la década de los años cuarenta, agrupaba a distintos grupos de vecinos
organizados por barrios de la ciudad de Punta Arenas, siendo los más activos el Barrio Arturo
Prat y el Barrio Sur.

Algunas líderes femeninas de los años cuarenta en Punta Arenas, habían sido Luisa
Casanova, Eduvina Santana, Teresa Mascareño, Rosa y Margarita Barría, muchas de ellas
provenientes del mundo socialista.

Simultáneamente es de destacar también que otros sectores de mujeres participaban
activamente en actividades solidarias en Punta Arenas. Organizaciones benéficas como la
«Gota de Leche», la Sociedad Femenina Loreto o la Cruz Roja reunían mayoritariamente a
mujeres, en su mayoría provenientes de familias más acomodadas, pero también se formaron
hacia los años treinta, algunas entidades de profesionales, matronas y enfermeras
principalmente.

En 1939, por ejemplo, trabajaban en Punta Arenas 6 profesionales Matronas, pero en
general, mientras las mujeres de origen proletario se dedicaban a las labores de casa y
realizaban trabajos menores (empleadas domésticas, mucamas y sirvientes de hoteles,
obreras, costureras), las mujeres de clase media en Magallanes realizaban algunas tareas
profesionales, al mismo tiempo que ya comenzaba a formarse un pequeño sector de pequeñas
empresarias (modistas, peluqueras, dueñas de residenciales, etc.).