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El cambio climático significa para nuestra región cambios irreversibles en los ecosistemas | Jessica Bengoa | Opinión

El cambio climático significa para nuestra región cambios irreversibles en los ecosistemas | Jessica Bengoa | Opinión

Hace tiempo que el cambio climático dejó de ser un fantasma lejano para nuestra región. Hoy en día vemos cómo las consecuencias directas de este fenómeno global se hacen más presentes en nuestra vida cotidiana. Hemos sido testigos presenciales del evidente y acelerado retroceso de los numerosos glaciares que alberga nuestra región, que más allá de ser íconos de nuestro paisaje y oferta turística son también una pieza clave en las dinámicas ecosistémicas de estas latitudes. La creciente falta de precipitaciones sólidas, y de acumulación de nieve cercana a las zonas habitadas, pone en jaque el abastecimiento de agua para las actividades humanas y nos pone frente a un riesgo de sequía insospechado hace solo algunos años. Sumado a lo anterior, el aumento en las temperaturas, los fuertes vientos y la aparición de condiciones cada vez más extremas hacen de los incendios forestales una amenaza cada vez más latente.

En resumen, cambio climático significa para nuestra región transformaciones en el paisaje, aumento en el riesgo de desastres, pérdida de la biodiversidad, cambios irreversibles en los ecosistemas.
En Magallanes buena parte de la actividad humana depende de las bondades del bienestar ecológico. La industria turística o la actividad científica están estrechamente ligadas a la salud de nuestros ambientes naturales. Incluso industrias extractivas como la salmonicultura o la explotación de los bosques, requieren de equilibrios ecológicos que les permitan sostenerse en el tiempo sin agotar la fuente misma de su producción.

Por eso no podemos ser indiferentes. Es necesario (y urgente) tomar acción frente a una crisis de carácter global que ya comienza a tener efectos concretos y visibles en nuestra región, como ya se ha mostrado hace bastantes años en el resto de nuestro país y, para ello, necesitamos políticas públicas que se hagan cargo de esta nueva realidad.
La redacción de una nueva constitución nos da nuevamente la oportunidad para establecer un marco normativo que considere estas problemáticas como una prioridad y apunte hacia un modelo de desarrollo sustentable y respetuoso con el medio ambiente. En palabras simples, un modelo que soporte la vida. Junto a ese modelo tendremos que dotar al Estado de las herramientas, instituciones y atribuciones suficientes para estar a la altura del desafío y tenemos que hacerlo ahora, porque en esta materia el tiempo corre en nuestra contra.

Por eso no puede seguir todo igual. Necesitamos una nueva Constitución que se ponga a disposición de los desafíos de nuestro tiempo y eso es lo que queremos defender, por el bien de nuestro territorio, de nuestro maritorio y todas las comunidades que los habitan.