50 años, 50 historias: los niños y adolescentes de la dictadura | Libros y lecturas

«Durante la dictadura cívico-militar que rigió al país entre 1973 y 1990 se cometieron sistemáticas violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad que tuvieron como objeto aniquilar la oposición al régimen tiránico del general Augusto Pinochet Ugarte.
Sin embargo, la maquinaria de horror en la que se convirtieron las Fuerzas Armadas y de Orden, junto a sus aparatos represivos como la DINA primero y la CNI después, extendieron los tentáculos del espanto a gran parte de la población civil, no necesariamente vinculada a partidos de oposición o a organizaciones que resistieran, buscando infundir miedo en un país que era hasta el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 una de las democracias más longevas de nuestro continente.
La memoria –siempre necesaria, siempre insuficiente– ha sido fructífera a la hora de narrar las atrocidades sufridas por hombres y mujeres de nuestro país a manos de los verdugos de la dictadura. Ejecuciones, desapariciones, torturas y exilio afectaron a compatriotas y extranjeros avecindados en esta larga, angosta y, por esos años, ensangrentada franja de tierra que fue Chile. Todo aquello quedó documentado con la limitada pero valiosa información recopilada en dictadura, y que los gobiernos posteriores pudieron obtener tras el retorno a una democracia con demasiados resabios de esos años oscuros y en medio del pacto de silencio de las FF.AA. La imagen publicada por Ediciones LOM en 2023, reproduce el clima que rodea a las condiciones de vida de los niños en el período de la dictadura en Chile.
MANUEL DÉLANO CABEZAS, periodista de la Universidad de Chile. Autor y coautor, entre otros, de los libros La Herencia de los Chicago Boys (1989), Los años que dejamos atrás. 1998-1990, La transición en deuda (2021). Dirigió la colección Nosotros los chilenos (Lom Ediciones). Editor de: Chile despertó. La rebelión de la dignidad (2020), libro que recibió el Premio Memoria y Derechos Humanos del Colegio de Periodistas y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, 2021.
FABIANA RODRÍGUEZ-PASTENE VICENCIO, es periodista y licenciada en comunicación social de la P.U.C. de Valparaíso. Magíster en Historia, mención Relaciones Internacionales y Doctora en la misma disciplina. Es coautora de Chile despertó. La rebelión de la dignidad (2020).
KAREN TRAJTEMBERG DÍAZ, es periodista y cientista política de la Universidad Gabriela Mistral. Magíster en Comunicación Estratégica de la UAI. Es coautora, entre otros, del libro: Los años que dejamos atrás. 1998-1990, La transición en deuda (2021); Actualmente es directora de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la UAI.
El Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig) fue pionero en dar a conocer una parte de lo que había sucedido con los ejecutados políticos y detenidos desaparecidos. Luego vino la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Comisión Valech), donde se reconoció por primera vez a quienes habían sido presos o torturados políticos, pero que no necesariamente habían muerto. Hasta ese momento, no se estaba al tanto de sus identidades ni tampoco el Estado había generado reparación alguna, ni simbólica ni práctica, para ellos y ellas. En 2011 se presentó un segundo informe, que finalmente registró un total de 40.018 víctimas, de las cuales más de tres mil fueron ejecutadas o continúan desaparecidas.
Pero en una sociedad, y acaso una cultura, demasiado adultocéntrica, pocas son las miradas que se han dirigido a rescatar los relatos de las víctimas vicarias, que, precisamente, fueron las más inocentes e indefensas ante el horror: los niños, niñas y adolescentes de la dictadura. Aquellas vidas que apenas se asomaban al mundo o que empezaban a florecer en su juventud, y que debieron crecer rodeadas de muerte y miedo. Esas historias que vieron fracturadas sus niñeces demasiado temprano y que pasaron, rápida y forzadamente, de la inocencia infantil a los cuentos de terror, sin terminar de entender del todo por qué o cómo la institucionalidad que debía protegerlos –e incluso, atesorarlos– les dio vuelta la espalda.
