La arista de Bahía Blanca de la investigación por contrabando en la Patagonia chileno argentina, denominada «Alianza Austral»
La Justicia Federal de las República argentina continúa investigando para desentrañar las diferentes maniobras de una vasta asociación ilícita que fue descubierta operando para evadir controles fiscales y producir un daño pecuniario al Estado Argentino, mediante una compleja ingeniería contable.
“Alianza Austral“, es el nombre del mega operativo que cumple dos semanas y ha sido noticia en Chile y en Argentina, debido a los cuantiosos montos que utilizaban los integrantes, el número de individuos involucradas, la diversidad de bienes que contrabandeaban y las argucias que utilizaban para no ser detectados.
En el lado argentino de la operación fueron casi cincuenta procedimientos policiales, llegando a un número similar de personas imputadas por los diversos delitos perpetrados desde asociación ilícita, tráfico de drogas y de migrantes, hasta el lavado de activos agravado.
En particular los productos contrabandeados eran neumáticos, cigarrillos, drogas y armas de fuego que tenían distintos destinos, además de migrantes que eran ingresados a Chile en forma ilegal. Algunos productos contrabandeados salían de Argentina y otros provenían de Chile. Todos tenían el mismo fin: ser comercializados y, a partir del fruto de esas transacciones, realizar una ingeniería legal y contable para que ese dinero sea “lavado” y reingresado al circuito legal de circulación monetaria.
Desde la región de Magallanes, Chile ingresaban de manera ilegal, a través de un paso no habilitado en la estancia “Los Tres Chorrillos” un gran número de neumáticos, en algunos casos con montos millonarios que luego eran comercializados en Argentina.
A su vez desde Argentina salían el resto de los bienes: drogas, armas de fuego y cigarrillos.
En una arista de la investigación, los procedimientos policiales que se realizaron en la ciudad de Bahía Blanca, significó allanamientos en edificios que han sido identificados como el “punto de partida” de algunos de los bienes que luego llegarían a Santa Cruz para ser contrabandeados a Magallanes.
Algunos de los allanamientos que se hicieron en esa ciudad, ocurrieron en domicilios donde funcionaban dos empresas transportistas, un estudio contable y una casa particular.
