La vergonzosa historia del pueblo selknam de la Tierra del Fuego | Manuel Luis Rodríguez | Historia y Memoria

La vergonzosa historia del pueblo selknam de la Tierra del Fuego | Manuel Luis Rodríguez | Historia y Memoria

En el Museo Municipal de Porvenir se mostraba hace algunos años atrás, un cráneo. Ese cráneo presentaba una particularidad dramática y terrible: tenía una perforación de bala en el parietal derecho. Era el cráneo de un selknam que fue asesinado por los cazadores de indígenas en Tierra del Fuego.

La parte norte y central de la isla grande de Tierra del Fuego tiene amplias planicies y suaves lomajes con variedades de coirón, gramíneas de crecimiento en champas y arbustos. Según la evidencia histórica disponible, existen indicios de que a partir del año 6.000 a.C. estos cazadores utilizaron boleadoras esféricas para cazar y herramientas para manipular los alimentos. Como vestuario utilizaban capas de pieles de guanaco, zorro o cururo al igual que para el calzado.

La utilización de pintura corporal tenía una doble finalidad: por una parte, protegía sus cuerpos de los rigores del clima austral y, por otra, era un adorno que reflejaba un estado de ánimo. Se organizaban socialmente en familias extendidas que podían tener 3 o 4 generaciones por descendencia patrilineal y patrilocal y ocupaban un territorio específico llamado haruwenh cuyos límites eran respetados usualmente por los vecinos. Llamados onas (hombres del norte) por sus vecinos Yámana, los Selk’nam estaban separados en dos grandes grupos: las tribus de las planicies del norte de la Tierra del Fuego, cazadores de cururos y ñandúes, y las de la zona montañosa del sur de la isla.

A su vez, en el extremo sudoriental de Tierra del Fuego vivía otra etnia, los Haush, que presentaban numerosas similitudes culturales con los selk’nam.

La introducción de las estancias ganaderas a fines del siglo XIX dió origen a fuertes conflictos entre los pueblos indígenas y los colonos europeos y chilenos, que adquirió la forma de una guerra de exterminio.

Los colonos ganaderos ocuparon las tierras ancestrales de los selknam.

Las grandes compañías ganaderas como la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (evocador nombre para una empresa destinada a explotar toda una isla) llegaron a pagar una libra esterlina por cada Selk’nam muerto, lo que era confirmado presentando manos u orejas de los indígenas asesinados.

Las tribus del norte fueron las primeras afectadas, iniciándose una oleada migratoria al extremo sur de la isla para escapar a las masacres. En busca de alternativas a la matanza, en 1890 el gobierno cedió la isla Dawson, en el estrecho de Magallanes, a sacerdotes salesianos que establecieron allí una misión, dotada de amplios recursos económicos. Pero allí continuó la muerte gradual de esos aborígenes, desarraigados y separados de sus familias y de sus territorios.

Algunos de ellos fueron trasladados en barco hasta Europa para ser mostrados en zoológicos humanos, en las naciones «civilizadas».

Los Selk’nam que sobrevivieron al genocidio fueron virtualmente deportados a la isla Dawson, la que en un plazo de 20 años cerró dejando un cementerio poblado de cruces y el recuerdo imborrable de la verguenza para Chile de haber participado en el exterminio del pueblo selknam.

Esta es también parte de los orígenes de la historia de Porvenir, la capital de la Tierra del Fuego chilena fundada en 1895.