Algunos desafíos pendientes de la descentralización en Chile
Entendemos que los procesos de descentralización son procesos que se instalan en el mediano y largo plazo, en el tiempo y en los espacios, porque se trata de modificar mentalidades, formas de acción colectiva, procesos de toma de decisión, estructuras y procedimientos, organizaciones e instituciones.
Reflexionar la descentralización requiere de una mirada prospectiva, es decir, de una perspectiva que ponga de manifiesto las tendencias profundas que operan en las instituciones y los procesos, así como los escenarios más plausibles que el cambio descentralizador puede producir en la realidad de los territorios.
En Chile el largo camino hacia la descentralización y hacia el logro de la autonomía de los territorios para decidir sobre su desarrollo, puede describirse como una historia larga, por ejemplo desde la constitución del Estado nacional a mediados del siglo XIX, o una historia corta, desde la vigencia de las regiones conforme al diseño de la CONARA en 1975 y de la Constitución de 1980 en adelante.
Esa trayectoria ha sido sinuosa, no ha seguido una línea única o estratégica, sino que ha funcionado en la realidad según los cambios en la voluntad política de los sucesivos gobiernos y la capacidad y disposición de las instituciones para delegar poder y transitar hacia formas de organización institucional más descentralizadas.
La mayor dificultad que pesa sobre los esfuerzos de descentralización reside en una cultura centralista y centralizadora que radica en la capital (del país y de las regiones) la costumbre, el hábito y la tradición que alguien toma las decisiones en un lejano centro de poder que intenta uniformizar procesos, programas y proyectos, con frecuencia a contrapelo de las realidades en los territorios.
El primer desafío pendiente es el de pasar de la descentralización de las instituciones gubernamentales y servicios públicos a la descentralización de las empresas y corporaciones y de los partidos políticos. Mientras las instituciones del Estado avanzan hacia la descentralización de sus procesos de decisiones, muchas de las corporaciones y las empresas continúan estacionadas en procedimientos y modos de operación en los mercados, basados en la centralización de las decisiones, perjudicando a clientes y usuarios. Los partidos políticos por su parte, atados a modos de organización y de toma de decisiones que radican las decisiones principales a sus niveles centrales, todavía no han terminado de trasladar esos poderes y atribuciones a los niveles regionales y locales.
El segundo desafío pendiente es trasladar la toma de decisiones y la asignación de recursos de proyectos y programas desde el nivel central hacia los gobiernos regionales y gobiernos locales.
El tercer desafío descentralizador dice relación con la arquitectura de los gobiernos regionales, que hoy presentan una dualidad entre Gobernaciones Regionales y Delegaciones Presidenciales que atentan contra la unicidad de la acción estatal y la gestión pública.
Punta Arenas, agosto 8 de 2024.
Manuel Luis Rodríguez U.
Fundación Latinoamericana de Política y Prospectiva | FLAPP Chile.