Durante 2024 aumenta el riesgo político en América Latina asociado al narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción

En América Latina este año será el de mayor actividad electoral dentro del actual superciclo 2021-2024, con seis elecciones presidenciales y varias subnacionales, cerrando una etapa de marcada reconfiguración del mapa politico regional. Esta fase se ha caracterizado por el voto castigo a los oficialismos, la
necesidad de definir la presidencia en segunda vuelta, la reversión de resultados, gobiernos fragmentados, coaliciones inestables y la emergencia de candidatos populistas.
En el terreno político, los gobiernos latinoamericanos continuarán enfrentando una triple amenaza que está erosionando el estado de derecho y la calidad de las democracias en la región y complicando la gobernabilidad. Estos desafíos incluyen el crimen organizado, la corrupción sistémica y el populismo
autoritario.
En el ámbito económico y social las noticias tampoco son alentadoras. La CEPAL anunció que el año 2023 cierra con un crecimiento mediocre del 2,2% y proyecta una caída al 1,9% para 2024, lo que implicaría un nivel de PIB per cápita similar al de 2013. Entre los factores que impactan en las perspectivas
de desarrollo se destacan las altas tasas de interés internacionales, el fenómeno de El Niño (que conlleva fenómenos naturales extremos), así como el limitado espacio fiscal y el alto endeudamiento. Este crecimiento anémico (más pronunciado en América del Sur que en Centro América y el Caribe) será insuficiente para reducir las aún altas tasas de pobreza y de informalidad que aquejan a la
región. Pese a ello, existen expectativas positivas y oportunidades relacionadas con el nearshoring, agro-industria, energías limpias, minerales estratégicos (litio, cobre, etc.) y servicios digitales.
Como lo expresa nuestro informe de 2024, los 10 principales riesgos políticos serán de naturaleza transnacional, nacional o social. El ranking de este año es liderado nuevamente por la inseguridad, crimen organizado y narcotráfico, aumentando la brecha respecto del segundo riesgo. El aumento de la violencia es un tema que ha copado la agenda regional y, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD), el crimen organizado es el responsable de alrededor de la mitad de los homicidios en Latinoamérica y el Caribe: 8 de cada 10 países con las tasas de homicidios más altas del mundo se encuentran en Latinoamérica y el Caribe
El segundo lugar este año es ocupado por el aumento de la corrupción e impunidad, un problema que se arrastra hace años y que en el presenta reporte muestra un aumento preocupante. La desafección democrática vuelve a ocupar lugares de avanzada, figurando este año en el tercer lugar (primer lugar, 2022, y segundo lugar el 2023). La gobernabilidad bajo presión y rápida pérdida de apoyo de los
mandatarios se ubica en el cuarto lugar, seguido por el aumento de flujos migratorios, un tema de enorme complejidad y sin una salida clara en la región. En el segundo tramo del índice se ubican la radicalización de las protestas sociales (6º), la inestabilidad internacional (7º), el deterioro del clima de negocios (8º) el impacto de la tecnología en la política (9º) y, por último, la vulnerabilidad frente
al cambio climático (10º).
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