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Venezuela y una reelección que tensiona a América Latina | Rafael Cheuquelaf | Opinión

Venezuela y una reelección que tensiona a América Latina | Rafael Cheuquelaf | Opinión


Venezuela es el tema que hoy copa los noticieros. Esto a raíz de la crisis detonada a partir de las elecciones en ese país, en la que ambos candidatos, el oficialista Nicolás Maduro y el opositor Edmundo González, se han proclamado ganadores. Pero, ¿acaso Maduro no podía en ningún caso ganar con el 51% de los votos, porque Venezuela es una dictadura? Si lo es, no es una muy común, pues allí la oposición tiene más de cien alcaldías y cuatro gobernaciones.

Y en esta elección hubo 8 candidaturas presidenciales. Cabe recordar que en la pasada elección de 2018 Maduro obtuvo el 65% de los votos. En esa ocasión buena parte de la Oposición se restó del proceso para levantar a un “Presidente Encargado”, que se autoproclamó en una plaza pública. Fue Juan Guaidó, propagandista al que se dieron cuantiosos recursos y que terminó huyendo a los Estados Unidos. A pesar de las penurias económicas y la polarización política, que han provocaron la salida de 7 millones de venezolanos de su país, una parte importante sigue adhiriendo al Chavismo, aunque la élite gobernante no es exactamente la misma de antes. De hecho, hay chavistas que hoy se declaran antimaduristas, entre ellos ex ministros actualmente autoexiliados en España.

El sistema electoral de Venezuela es diferente al de Chile, pues allí el voto es electrónico. Esto quiere decir que el votante es validado por una máquina que identifica su huella digital y a continuación vota en un computador, que entrega un comprobante en papel, cuyos datos son inscritos en actas a manera de respaldo. De la comparación entre estas actas y los datos electrónicos se deriva la validación de la elección. Ahora, lo que sucedió ese día es que el sistema de computo cayó, lo que para la Oposición es razón inmediata para invalidar los resultados que entregó al final de la jornada el Consejo Nacional Electoral y la proclamación inmediata de Maduro como vencedor. Corina Machado, política que no fue validada legalmente para ser candidata presidencial y que en público tiene más protagonismo que el mismo candidato Edmundo González, dice que este último obtuvo el 67% de los votos según actas que exhibe en un sitio web. El Gobierno afirma que se produjo un hackeo proveniente del exterior, supuestamente desde un pequeño país europeo llamado Macedonia del Norte. El nombre no dice mucho, pero basta saber que es miembro de la OTAN. Y eso disparó especulaciones, conspiranoicas para algunos, geopolíticas para otros.

Es que Venezuela no es un país cualquiera. Tiene la reserva petrolífera más grande del mundo, con reservas que superan los 300 millones de barriles. En un video que circula en las redes se puede escuchar a Donald Trump lamentarse porque no le dejaron “terminar el trabajo” para que los Estados Unidos pudiera apoderarse de esas reservas, a las que llama despectivamente “alquitrán” por su alta densidad y por necesitarse grandes refinerías para poder utilizarlo. El petróleo ha sido históricamente la materia prima sobre la cual se sustenta el poder en Venezuela. Antes del Chavismo, la empresa estatal PDVSA era prácticamente un feudo, explotado para el beneficio de un grupo de familias de vivía en la opulencia. Hasta el día de hoy el petróleo es utilizado por Venezuela como una moneda de cambio, ya sea para forzar o normalizar sus relaciones con otros países, ya sea los Estados Unidos (su principal comprador), el resto de América Latina (con ventas a precios preferenciales) y otros a los cuales paga con petróleo diversos préstamos, como Rusia y China. También tiene enormes reservas de oro y coltán, mineral esencial en la industria electrónica. Y que le interesa mucho a Elon Musk, que acaba de desafiar a un round de boxeo a Maduro. El botín, ya sea para los que están en el poder como para quienes desean arrebatarlo, ciertamente es muy grande.

Nicolás Maduro reaccionó contra los países que desconocieron su reelección, cerrando embajadas y expulsando diplomáticos. Paralelamente, anunció que se entregarían las actas electorales, lo que a seis días de la elección aún no se concreta. En Chile la situación tensiona las relaciones entre el Partido Comunista y el resto de la alianza oficialista. Y por supuesto, la Derecha, que no dudó en auspiciar la migración desregulada de migrantes venezolanos con fines electorales, tiene en esta crisis una oportunidad de ocultar sus escándalos de corrupción. Algunos presidentes como el argentino Javier Milei o la peruana Dina Boluarte (quien se hizo con el poder tras la detención de Pedro Castillo y no fue electa por nadie) llaman directamente a sacar a Maduro por la fuerza. El presidente Gabriel Boric no reconoció el resultado y exigió una verificación. Los presidentes Gustavo Petro de Colombia, Lula da Silva de Brasil y Manuel López Obrador de México acaban de formar una carta conjunta, pidiendo respeto a la soberanía de Venezuela y a su voluntad popular, pidiendo que se den a conocer las actas electorales a la brevedad. Reconocieron la reelección de Maduro desde el primer momento los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia, China e Irán, países hace tiempo aliados de Caracas. Los Estados Unidos acaban de reconocer como ganador a Edmundo González, sin esperar ninguna clase de auditoría.

Ahora la Organización de Estados Americanos (OEA) ha anunciado que denunciará a Nicolás Maduro ante la Corte Internacional de Justicia, por la represión contra manifestantes opositores. Cabe preguntarse: ¿Por qué no lo hicieron en su momento con Benjamin Netanyahu, que está perpetrando un comprobado genocidio en Gaza? ¿O porque no condenaron en su momento a Jeanine Añez, que encabezó un golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia? ¿O a Sebastián Piñera por las docenas de muertos y cientos de mutilados oculares que dejó la represión que ordenó en 2019? ¿O es que la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos depende de estar o no alineado con Washington?

Evidentemente lo que está pasando en Venezuela tendrá una gran impacto sobre el resto del continente. Se puede esperar una nueva oleada de migrantes si escalan las actuales protestas, en donde se están enfrentando fuerzas de seguridad y grupos civiles que apoyan al gobierno contra “guarimberos” antichavistas e incluso grupos criminales como el Tren de Aragua. Entre medio, está la población civil que se manifiesta pacíficamente, también dividida y enfrentada. Fuera de sus fronteras, Venezuela es hoy motivo de división y aprovechamiento político, fracturando permanentemente a la izquierda Latinoamericana. Y la Ultraderecha internacional, que ha hecho del desconocimiento de resultados electorales una estrategia recurrente (recordemos a Bolsonaro y a Trump), está atizando activamente el conflicto porque así le conviene. Y escuchamos hablar de defender la democracia en Venezuela a parlamentarios que intentaron aprobar una ley para soltar a los criminales presos en Punta Peuco. La voluntad del pueblo venezolano parece ser la última prioridad en medio de una cruda lucha por el poder. Y la pregunta es si todos están dispuestos a aceptar esa voluntad, sea la que sea. Desde fuera, deberíamos ser cautelosos ante la avalancha de fake news y de consignas fanáticas. Seamos críticos ante cualquier discurso que no venga acompañado de pruebas concretas y no nos convirtamos en altavoces de nadie.

Rafael Cheuquelaf.

Publicado por Radio Camelot FM.