Sede universitaria en Natales, una misión pendiente

Sede universitaria en Natales, una misión pendiente

La noticia no había trascendido, pero la Universidad de Magallanes tenía decidido en el proceso de admisión de alumnos para el presente año, no matricular nuevos estudiantes en la carrera de Técnicos en Turismo de la Sede de Puerto Natales. En esta disciplina, sólo continuarían recibiendo docencia los alumnos antiguos. Decisión difícil de asimilar para quienes a partir de la actividad turística y su desarrollo vertiginoso, pronosticaban la necesidad en Natales de ir implementando mayor enseñanza y perfeccionamiento en este quehacer económico.

La presencia de las actividades universitarias en nuestra ciudad, sin darnos cuenta, ya tienen más de dos décadas. Aún recuerdo aquellos años en que entusiasmados por la doctora Marcela Grunert, formamos un comité para solicitar a la Universidad de Magallanes iniciara su actividades en Natales. Tuvimos un gran aliado en el rector de entonces, José Retamales. La reunión constitutiva fue en un salón del local conocido como Socorros Mutuos, consumido posteriormente por un incendio. Estaba ahí, donde se levanta ahora, el edificio municipal.

La iniciativa, como estaba previsto, fue bien acogida y todos colaboraron gustosamente en materializar la actividad universitaria en Puerto Natales. Creo que el mayor logro -por lo visionario- fue haber entregado a la futura casa de estudios superiores los terrenos que hoy ocupa. Una de las ubicaciones que con el tiempo, sería un privilegio merecido para las finalidades de quienes, a través del conocimiento y las ciencias pretenden contribuir al desarrollo humano en estas latitudes. Era la oportunidad para la Umag el haber  planificado, uno de los campus universitarios más hermosos de Chile, con vista a paisajes escénicos, hoy ambicionados por las más importantes cadenas hoteleras.

Con el tiempo, se agregó una extensión de diez hectáreas, adjuntos a la superficie original, terrenos entregados en comodato por Bienes Nacionales. Claro, que el Estado exigía, a cambio de tan dadivosa cesión, proyectos de la misma dimensión del noble gesto. El tiempo dirá que la Universidad no estuvo a la altura de las circunstancias, justificando la utilización con el pastar de un piño de ovejas lecheras, traídas para “revolucionar la vida rural de huerteros y parceleros natalinos”.

En tiempos de la administración Piñera, hubo una fuerte presión, dicen que de inversionistas “dispuestos a todo”; la mira de Bienes Nacionales apuntó hacia las hermosas colinas universitarias. La orden del nivel central fue licitar porque así lo exigían “los intereses superiores del Estado”.  El rector de la época, Víctor Fajardo, pidió que le dieran tiempo a la Umag, pues la idea era levantar en el lugar una  Facultad dedicada al tema agrícola, además, de un Centro Experimental. Esto sucedía en diciembre del año 2012. El pedido rectoril fue apoyado por las organizaciones gremiales natalinas, intervención que fue decisiva para congelar la “expropiación”.

He enfatizado en este punto. El de las oportunidades entregadas a la Umag en Puerto Natales para su expansión. Hace unos años hubo un intento de retribución, cuando  nuestra Alma Matter se comprometió con la posibilidad en su campus de erigir un símil del “Glaciarium”, hoy existente en El Calafate, y que reivindica geopolíticamente la presencia argentina en el Campo Patagónico de Hielo Sur. Era un intento formidable dirigido a darle la debida importancia a esa reserva de agua dulce, guardada celosamente por la naturaleza, que espera, convertida en planicies y glaciares.

El centralismo regional, la creación de carreras que traigan financiamiento, las limitaciones propias de una universidad que lucha por seguir vigente en la periferia de un sistema universitario bestialmente profesionalizante, han enredado a nuestra universidad respecto de su misión en Ultima Esperanza. Difícil tarea será recuperar la credibilidad de la comunidad natalina, convencida que su universidad se convertiría en un factor decisivo como coadyuvante del cambio social y económico del cual somos protagonistas.