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El Cristo de la Memoria – Javier Muñoz – Opinión

El Cristo de la Memoria – Javier Muñoz – Opinión

Llega Agosto y como cada año está cargado de diversas conmemoraciones, el día del niño y la niña, el día del folklore, de la juventud, de la fotografía, natalicio de Bernardo O´higgins y como no olvidar, se convierte también en una barrera “natural” para quienes peinan canas.

Pero hoy quiero hablar de una festividad religiosa que llegó desde las Islas chilotas hasta nuestra Patagonia, una festividad que une los valores fundamentales para una sociedad, como la familia, el cooperativismo, el ser agradecidos y constantes. Todo esto se encuentra directa o indirectamente en la devoción a nuestro Padre Jesús Nazareno.

En semanas donde la noticias nos han traído escenas en donde la memoria se vuelve olvidadiza o esta se tergiversa, Jesús Nazareno en la atmosfera que genera en cada Agosto, nos hermana, nos une, nos vivifica y recuerda porque estamos aquí.

Jesús Nazareno es el migrante por excelencia, lo hizo en su tiempo, en Galilea, lo realizó de España al archipiélago, lo repitió con los Chilotes a toda la Patagonia.

Es el perseguido. Su mensaje no cayó bien hace dos mil años, e incluso hoy no es siempre bienvenido entre las personas. Más aún se le enmarca en la intolerancia y el fanatismo, cuando su palabra es amor, verdad y vida.

Es el de la revolución de la dignidad hacia la mujer, a los pobres, los enfermos y extranjeros. Jesús en sus gestos y palabras cambia la dinámica de relación del “hombre”, buscando la horizontalidad del mensaje, y este enriquecido más aún con gestos y acciones concretas.

Pero, ¿cuál es el llamado que humildemente me atrevo a hacer?, que incluso en un estado laico, dejando de lado fanatismos e incomprensiones, se puede vivir la sustancia del mensaje del evangelio en todos los espacios de la vida del país, desde la casa más modesta de nuestros barrios, hasta los encumbrados despachos donde se toman las decisiones.

Existe un canto que nos trajo la tradición que en sus versos dice “A Dios queremos, en nuestras leyes, en las escuelas y en el hogar”, pero esto no impone una forma de hacer las cosas, sino una manera de mirar al otro, que es la sustancia que párrafos arriba señalaba, con amor, verdad y vida.

Amigos y amigas que me leen, les invito a aprovechar este agosto, a visitar las noches de novena en el Santuario de Jesús Nazareno o en alguna de las comunidades cristianas que las están celebrando, a caminar junto “al nazareno” el domingo 26 por las calles, pero por sobre todo, a seguir su ejemplo de vida, a hacer el bien, a amar y servir.

Javier Muñoz Vidal.