El lenguaje de género: sólo ¿nosotres? – Margarita Makuc – Opinión

El lenguaje de género: sólo ¿nosotres? – Margarita Makuc – Opinión

 

La equidad de género es un anhelo y una demanda que tiene una variedad enorme de expresiones, cuando las mujeres se organizan y exigen igualdad de oportunidades, también lo hacen bajo la exigencia de un trato igualitario en todas las esferas de la vida pública y privada.

La exigencia de equidad en el lenguaje, se plantea bajo el principio de que habitamos una sociedad que en general es discriminatoria y esa discriminación se manifiesta en el lenguaje. Se ha puesto particular énfasis a los morfemas de género: los-las-les- niños-niñas-niñes, nosotros, nosotras, nosotres. Se ha propuesto derribar en el lenguaje la distinción del género gramatical, por cuanto expresaría una supremacía del género masculino (Los hombres para referirse a toda la humanidad; los niños: hombres y mujeres), en un principio para ser inclusivos se planteó nombrar a ambos géneros (niños y niñas, profesores y profesoras, trabajadores y trabajadoras, posteriormente y en la actualidad se plantea un tercer modo: un morfema neutro (ni masculino ni femenino).

Esto dice relación con que la lengua, como un instrumento de intercambio social va adquiriendo expresiones que permiten dar cuenta de realidades nuevas y desconocidas. Desde el punto de vista de los lingüistas funcionales, el lenguaje es función, por lo tanto cuando hablamos hacemos funcionar el lenguaje en un contexto social, las expresiones son reflejo de la necesidad de las personas de que el lenguaje cumpla una función determinada, sirva los propósitos comunicativos, pero sobre todo transmita determinados significados.

En definitiva la función del lenguaje se cumple cuando el significado de lo que digo es comprendido por mi interlocutor, por lo tanto el significado de las expresiones neutras es señalar, destacar que la lengua está al servicio de un significado social compartido en un período marcado por demandas de equidad. De este modo en la expresión de pronombres neutros podemos observar a Benveniste (1902-1976) cuando plantea: “Nunca llegamos al hombre separado del lenguaje ni jamás lo vemos inventarlo”.

En otras palabras vivimos en un lenguaje que heredamos y transformamos continuamente y no nos podemos disociar de él, el lenguaje vive en nosotros y con nosotros.

Reconociendo aquello y enfrentándonos a la necesidad de instaurar prácticas discursivas no discriminatorias, debemos avanzar hacia los niveles más complejos de la lengua, ya no sólo en el nivel morfológico (eliminando el morfema de género, por ejemplo), sino ampliar a niveles de la lengua que tienen un poder mucho más destructivo y determinante y que expresan las concepciones discriminatorias más feroces, esto es el nivel léxico, el nivel de las palabras.

Son las palabras las que cumplen una función clave en nuestras relaciones, instauran valorizaciones, prejuicios, estereotipos, permiten expresar desprecio o superioridad.

Suelen ser evidencia de un trato despectivo las expresiones que aluden al físico, a la inteligencia, a las capacidades, a la ineptitud, múltiples expresiones que transmiten una percepción negativa de las mujeres, cuanto menos despectiva: la gordi tiene la cagá/ esta señora no se la puede/ no tiene don de mando, nadie la respeta/ es mala madre.

En el nivel léxico-semántico de la lengua realizamos elecciones que nos permiten transmitir ciertos significados, esos significados son simbólicos, representan nuestras ideas del mundo.

Cuando se caracteriza a una mujer afloran nuestros prejuicios, cuando se describe a una colega, a una jefa, a una autoridad, a una dirigente política, aparecen todos aquellos estereotipos que develan percepciones tan arraigadas que nos impone abordarlas con la mayor profundidad posible, analizar las palabras, aprender nuevamente a usar el lenguaje, un lenguaje renovado, humano, cordial, de encuentro, reconociendo que efectivamente tiene el poder de transformar realidades, como lo señalara Binet en su libro «La Séptima Función del Lenguaje», donde los protagonistas buscan incansablemente el secreto de esta función mágica y liberadora.