El que más gana, más responsabilidad tiene – Víctor Maldonado – Opinión
Con las elecciones primarias municipales la centroizquierda saca la lección, una vez más, de que sale ganando siempre con la realización de consultas directas a la ciudadanía. Con estas votaciones lo único que se pierde es el miedo.
Si se observa con detalle se verá que los resultados electorales no son extraordinarios. Lo que se consigue es mucho más importante. Cambia la actitud del que empieza a confiar en la decisión del electorado desde el inicio.
Además, este es el sector político que consulta de forma más reiterada a los ciudadanos como método para tomar decisiones. También se puede comprobar que cada vez que utiliza otro método los resultados son menos satisfactorios, acumula mayor desgaste, consume más tiempo y consigue una menor legitimación.
Emplear las primarias requiere un cierto ejercicio de sabiduría política. Consiste en privilegiarlas como método para dirimir controversias de liderazgos, cuando es necesario para gana a la derecha. Las excepciones son igualmente importantes, puesto que se tienen buenos alcaldes o alcaldesas que van a la reelección y que cuentan con apoyo popular, no se necesita despejar una incógnita que no existe. Por eso el número de acuerdos es también amplio.
Es evidente que, en el futuro, los partidos no podrán recurrir a los tradicionales métodos de negociación en reemplazo de la consulta popular. Será casi una exigencia para llegar a la competencia entre coaliciones. Quien no se haya validado antes no será competitivo y eso lo sabe cada aspirante desde ahora.
Cada nuevo desafío no puede ser considerado de manera aislada. Se trata de ganar la Presidencia y la conducción del país, no de triunfar en todos los preliminares y perder la competencia principal. Para eso hay que cuidar las relaciones al interior de la coalición que está en vías de formarse.
Quienes más ganan con la existencia de la coalición, más esmero han de poner en el cuidado de los aliados. Juntos se gana y por separado se pierde, y eso es algo que lo deben comprender todos por igual.
Lo importante es que el costo de llegar a acuerdos sea siempre menor de lo que se consigue con la costumbre adquirida de concordar lo principal y sacrificar lo secundario en vista de los intereses comunes. De otro modo, la unidad se experimentará como una condena más que como una bendición.
Los partidos no viven para negociar, sino que negocian para poder vivir y convivir de la mejor forma posible. Es un error pensar que la centroizquierda le faltan ideas. Los programas y proyectos que han conducido al país durante décadas han provenido de este sector político. No se ve por qué ahora debiera tener escasez de reflexión y de propuestas. Lo que sí puede fallar es el respaldo a programas comunes producto de una falla en la convivencia y en la relación entre partidos. Por eso el tema no es intelectual sino manifiestamente político.
La derecha lo ha ido perdiendo todo, excepto sus aspiraciones presidenciales. Es allí donde piensa dar la sorpresa, puesto que sigue estando a la cabeza de las preferencias. Mientras la centroizquierda no supere al oficialismo en comportamiento de coalición no entrará a La Moneda. Por eso el tema no es electoral, sino de la altura de miras políticas con que la que actuemos.


