El derecho a la Educación – Nieves Raín Cayun – Opinión

Cuando ya estamos a muy poco de comenzar a escribir una nueva Constitución, es momento de soñar, pero también de hacer memoria.
En mi opinión, el Derecho a la educación será uno de los temas más discutidos por la trascendencia que implica garantizarlo.
Es necesario recordar por un momento a los protagonistas de semejante hazaña, porque no estaríamos escribiendo una nueva Constitución o resguardando el derecho a la educación, sin los y las jóvenes que durante varios años han sido protagonistas de eventos, que han obligado a discutir el tema y progresar en medidas tan relevantes como lo es la gratuidad en la educación superior, poner fin al lucro con recursos del Estado, a procesos de admisión más transparentes e incluso, que haya gratuidad en las pruebas de acceso a la educación superior.
Es necesario garantizar que el derecho a la educación quede instituido en la Constitución, para establecer que es un principio superior a cualquier otro interés involucrado en la enseñanza. El Estado entonces, se verá obligado a garantizar su calidad indistintamente de las situaciones o condiciones atingentes.
Hoy también en este escrito quiero recordar a los estudiantes y sus luchas, en la figura de Camilo Catrillanca, quien también fue un escolar que desde temprana edad quería un país mejor. Como muchos otros escolares, fue presidente de su centro de estudiantes y como tal: lucho por mejores condiciones en su comunidad. Lideró una toma de estudiantes secundarios, que logró un acuerdo para la creación de un liceo intercultural, allá por el año 2011.
Sin embargo, el Estado chileno y sus autoridades prefirieron cerrar colegios y militarizar la Araucanía que, invertir en Educación de calidad para las comunidades indígenas que requieren que también se garantice su derecho a la educación, fue así como la base de operaciones de la policía se instaló en el único establecimiento técnico profesional que existía y que era la esperanza de los y las jóvenes que provenían de la Araucanía, Alto Biobío, Lonquimay, Lumaco, Ercilla, Tirúa, Temuco. Para estos niños y niñas sólo hay violencia institucionalizada, pero no reales oportunidades de educación de calidad. Este ha sido un estado colonizante, que por más de 500 años ha resuelto con la brutalidad de un estado y sus instituciones en contra de las comunidades de los pueblos originarios y en contra de los mapuche; las razones son muchas y quizás, la causa más relevante es un interés económico en las tierras que les pertenecen, en especial de parte de las forestales. Así como un desconocimiento y falta de respeto por los saberes ancestrales de la nación mapuche, la riqueza de su lengua, sus sonidos y la inmensa cantidad de conceptos y matices que se tienen y no deben perderse, así como el respeto a la naturaleza y los procesos que acompañan su vida.
Saco a colación esta historia, pensando: ¿Dónde estaba ese Estado que debió garantizar el Derecho a la educación de niños y niñas? Me pregunto: ¿Dónde quedó su respeto a la interculturalidad y la plurinacionalidad? ¿Qué modalidades de educación debieron considerase para las distintas realidades que atiende el sistema educativo en su extenso territorio? ¿Cuándo se consultó en realidad a estas comunidades y sus integrantes, sobre las necesidades en materia educativa?
La Educación es un derecho y el Estado, debe asegurarlo a todas las personas desde la primera infancia y durante toda la trayectoria de su vida.
En esta nueva Constitución también debe considerarse el rol de niños, niñas, jóvenes y adultos que son participes del proceso educativo y lo más importante: que son sujetos de derechos y como tal deben ser consultados.
La Constitución de 1980 y sus modificaciones deja al Estado un rol subsidiario frente a la educación, esto implica que sólo se hace responsable en subsidio, una labor que ejecuta sólo cuando los particulares no la realizan adecuadamente, resultando en la entrega de una pequeña parte de los recursos que se necesitan en nuestras aulas, por tanto, lo faltante es responsabilidad de los sostenedores cooperadores de esta tarea. Esto ya es aberrante de sólo pensarlo. ¿Y qué pasa si estos últimos no cuentan con recursos suficientes para esta función? Pasa lo que hoy tenemos: grandes déficit financieros, una educación que pasa a depender de la buena voluntad de autoridades locales y por tanto no es posible garantizarla como Derecho.
Pero ya zanjado esto ¿Qué educación? Uno de los temas relevantes sobre qué educación vamos a entregar, en mi opinión es una que considere conceptos como: interculturalidad, no sólo por la importancia de los conocimientos de las primeras naciones y de otras culturas, sino también porque la educación debe ser para todos y una educación que olvida la diversidad cultural del territorio; no podrá ser jamás una educación de calidad o que contenga la tan parafraseada palabra: dignidad.
Otro elemento relevante y que debe salir a la discusión; es la perspectiva de género, pues necesitamos un currículo que se ajuste y rescate lo mejor de cada uno de nosotros, nosotras y nosotres.
Y si de soñar se trata, no nos detengamos ahí; hoy algunas leyes recogen la importancia de la laicidad de la educación, sin embargo, también debe estar en la conversación de esta nueva Constitución, considerando que debe ser parte de la práctica en todos los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado.
Seguramente hay más temas que son transversales al derecho a la educación, aquí dejamos esbozado esto: Un derecho a la educación, garantizado por el estado, que considere la interculturalidad, la perspectiva de género y la laicidad.
Nieves Rain Cayun
Profesora.
