Reconocimiento a los Profesionales de la Educación – Nieves Raín Cayun – Opinión

Esta semana hemos escuchado en redes sociales, cuán difícil puede resultar tratar de tener un proceso educativo “normal”, cuando no estamos en tiempos normales. Esta ha sido una época de pandemia mundial y también de una situación política, económica y social inestable en nuestro país. Por tanto, un tiempo regular es impracticable.
Sin embargo, sí podemos sacar lecciones de este lapso y modernizar de una vez nuestra educación y formación escolar. Señalaba hace años que, si entrabamos a una sala de clases del siglo pasado y una de una década atrás, eran muy similares; cuando el mundo había avanzado en muchas materias, la cátedra del aula era muy parecida en ambos tiempos. Y hacía esta reflexión, como una docente que dirigía una escuela, pretendiendo incorporar tecnología y computadores a un plantel público. Fue una ruta bastante agotadora tratando de convencer a autoridades, para obtener recursos para tan ambicioso proyecto. Recuerdo que me señalaron que se perderían estas herramientas, que no tenía sentido esta pretensión. Sin embargo, otras autoridades de la época se hicieron eco de esta demanda y fue así como con recursos del gobierno regional de la época y el apoyo de autoridades locales —en este caso alcalde y sostenedor—, se implementó un proyecto que implicaba acceder a un computador portátil para cada niño y niña, de una escuela ubicada en el sector sur de la ciudad de Punta Arenas, además de beneficiar a otros dos establecimientos educacionales. Llegaba la computación a un plantel educacional público y junto con ello robótica y capacitación, para los y las docentes.
Cuando revisaba lo difícil que fue, para las comunidades educativas, realizar clases en contexto de pandemia, pensaba que, de seguir proyectos como el anterior, habrían facilitado la tarea. Hoy no se trata de descalificar a docentes y asistentes por no volver a las aulas, sino de sacar lecciones tan relevantes, como este nuevo rol que asumieron los profesionales de la educación, sin mucho apoyo y orientaciones. Señalo algunas que conozco por mis colegas;
- Implementaron espacios de trabajo, en sus hogares.
- Incorporaron tecnología, utilizando sus propios recursos.
- Saltaron de un espacio físico para hacer clases a un espacio virtual, haciendo uso de comunicación sincrónica y asincrónica.
- Inclusive dispusieron un set de grabación de videos y clases, para hacerlos accesibles a sus estudiantes.
- Modernizaron sus prácticas, incorporando plataformas virtuales y otras herramientas como videos, espacios virtuales, sitios web, entre otros.
Hoy, incluso un aspecto tan complejo como la evaluación de contenidos, ha sido abordado y revisado por los docentes, a la luz de esta nueva realidad.
Sin duda quedan aspectos a profundizar en la conversación; ¿Cómo se aborda la vuelta al aula?, ¿La práctica continuará como otrora se hacía?, ¿Los tiempos de clases deberán ser los mismos?, ¿Las colaciones seguirán siendo parte de la tarea escolar? Y sin duda, otros más.
Que los docentes han recibido una nueva carga laboral, a su ya agobiante tarea, quién podría dudarlo. Que requieren apoyo y tiempos de discusión y planificación para ello, pues aún se puede retomar esta senda. ¿Cuál es el apuro, cuando el mundo está enfrascado en esta pandemia, que nos tiene encerrado en espacios y tiempos? ¿No sería mejor detenerse y reflexionar?
Repensar la cantidad de horas que hoy se consideran obligatorias en nuestro sistema educativo, también podría ser abordado, considerando que hay otros espacios de crecimiento y desarrollo para los seres humanos. Y otros tópicos que también necesitamos, como la sana convivencia, el desarrollo integral, los tiempos de reflexión, descanso y recreación propia de niños y niñas. Muchos adultos recordamos con alegría, esos juegos con los amigos y amigas del barrio, el paseo al parque, andar en trineo en invierno, leer revistas y compartir con abuelos y abuelas.
Quizás necesitamos clases más efectivas en menor tiempo, los hogares y padres y madres también han asumido otro rol en la formación de hijos e hijas, donde no hay 20 o más estudiantes, demandando la atención docente. Debemos revisar este nuevo rol de padres y madres y colaborar desde el sistema educativo, con orientaciones claras y mucha comunicación, que hoy es por medios digitales en muchos casos, lo que facilita la tarea.
Incluso la estructura de la clase ha variado hoy con los medios digitales, los recreos son distintos y las pausas también.
Los Estados, solicitaron, a los profesionales y técnicos de la educación, que se adecúen a estas nuevas condiciones, y lo hicieron. Pero ahora, también necesitan de nuestro reconocimiento, por aportar a la estabilidad de nuestra sociedad.
Nieves Rain Cayun
Profesora

