“Amar primero, para después salvar”, Blanca Oyarzún Educadora de Párvulos

“Amar primero, para después salvar”, Blanca Oyarzún Educadora de Párvulos

«Si queremos que los niños florezcan, que estén verdaderamente capacitados, permitámosles amar la tierra antes de pedirles que la salven»(David Sobel), bajo esta premisa toma fuerza la idea de  vincular a niños y niñas de la primera infancia con la naturaleza, conectarlos  de manera armónica, encantarlos con su entorno, establecer conexión con el medio ambiente, evitando la ecofobia (rechazo que desarrollan los niños con poco contacto con la naturaleza cuando se los agobia con las problemáticas). Es importante que desarrollen primero un vínculo emocional con el mundo natural -fomentar empatía- porque de esta forma evitaremos que tengan sentimientos de tristeza o miedo sobre el futuro del planeta.

Por cierto, la Educación Medio Ambiental no es una temática nueva. Hace más de cuatro décadas que se viene hablando de esto, como contribuir y evitar daños a nuestro ecosistema. Si bien se ha avanzado en Latinoamérica, creo que todavía nuestro país tenemos una deuda pendiente. Por eso se hace urgente que, desde la vereda de la educación, pero sobre todo de la educación inicial, promovamos una enseñanza temprana y oportuna que permita a nuestros niños y niñas una toma de conciencia sobre la naturaleza, siendo imprescindible iniciar a este grupo etario en temas ambientales,trabajando de manera espontánea desde el inicio de la vida. “Desde los 0 a los 7 años es donde un pequeño aprende la mayoría de las destrezas que necesitará para la vida ya que la mayoría de la inteligencia se forma antes de estos siete primeros años” (Ruiz, 2019). Crear conciencia ambiental, despertar esa conciencia en niños y niñas a través de la educación ambiental resulta imperiosa, ya que es en esta etapa donde se adquieren los valores sociales y culturales que permitirán ser transmitidos a futuras generaciones. Esta educación permitirá transformar la conducta de los infantes en valores ambientales para cuidar la madre tierra. Debemos llegar a una real conexión desde lo emocional, vincular de manera permanente las acciones aisladas que se desarrollan en el día de la tierra -por nombrar alguna-, ya que estas, muchas veces, son momentáneas y no se consolidan como practicas buenas.

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Desde mi experiencia como educadora debemos incorporar a nuestras aulas experiencias educativas, recursos, herramientas, escenarios significativos para los párvulos, fortaleciendo de esta forma competencias y habilidades que apunten al amor por la naturaleza, que se arraiguen y permanezca hasta su vida adulta y de esta manera se conviertan en futuros agentes de cambio.

Tengo la firme convicción de que, si promovemos pequeñas acciones en el día a día que contribuyan a cuidar nuestro entorno natural, replicándolas en nuestras casas y, nuestros niños y niñas en la suyas, estaremos avanzando en el camino de una vida sostenible desde un punto de vista ecológico.

Blanca Oyarzún Educadora de Párvulos

Jefa de Carrera Técnico en Educación Parvularia 1° y 2° Básico

Santo Tomás Punta Arenas